Dos refugiados de Palestina y Sri Lanka llegan a Tarragona
Se alojan en la ciudad, con el resto de personas que buscan asilo político
Hay once personas que han llegado a Tarragona buscando asilo político, a través del proyecto de acogida de Cruz Roja. Después de las nueve de la semana pasada, el domingo llegaron dos más, procedentes de Palestina y Sri Lanka. Los dos son del mismo perfil que los primeros a llegar: hombres, entre 25 y 30 años que han llegado solos. «De momento todos están sanos, excepto uno, que se encuentra en un estado de salud más delicado», explica Eduard Martí, responsable del proyecto de acogida de Cruz Roja. Martí comenta que la primera fase de la acogida se basa, principalmente, al regularizar la estancia de las personas acogidas, así que, de momento, «estamos haciendo todos los trámites para que se les acepte la solicitud de asilo político, empadronarlos.... todas las cuestiones legales más básicas». Para hacerlo, cuentan con el apoyo de profesionales del colegio de abogados, así como de traductores propios y voluntarios de la URV.
Aun así, se trata de personas que provienen de una cultura muy diferente, así que también les dan apoyo a la hora de adaptarse a las costumbres. «Son personas que no conocen la cultura que los rodea, pero que tienen buena predisposición», explica Martí. Los asilados se encuentran en la primera fase de acogida, lo que significa que, de momento, y durante los primeros seis o nueve meses, se centrarán en los aspectos legales y sanitarios.
Además, uno de los elementos más importantes que trabajanes el de la convivencia, porque «son personas que ahora viven juntas pero que no se conocen, no son familia, como en mucho son desconocidos», explica Martí. De hecho, ya que hay cuatro pisos de acogida, dos de los cuales ya están en uso, donde|dónde los asilados. Actualmente, están trabajando para que todo el mundo asuma las normas de uso de los pisos, que incluyen «las normas de utilización del espacio, el consumo de alcohol y tabaco o el respeto con los compañeros».
Los pisos no están tutelados las 24 horas del día, sino que hay un grupo de voluntarios que los acompañan durante unas horas. El resto de día, «tienen absoluta libertad para hacer sus gestiones», dice Martí. «Lo que queremos es ayudarlos a hacer su camino. En esta primera fase están bajo nuestro paraguas, con el fin del cual puedan ir ganando en autonomía», observación Martí. Para la segunda fase, en la que ya se empiezan a gestionar temas laborales, los asilados irán a vivir al municipio que mejor pueda acogerlos, según sus propias competencias y su nivel de formación.