«Tienen una fijación con la comida picante, pero al final te acostumbras»
El tarraconense hace tres meses que vive en Jitra, aunque desde el 2014 viaja por todo el mundo trabajando para la compañía de motocicletas KTM
—Cuál fue su primera impresión?
—En primer lugar encontré curiosa la fijación que tienen con la comida picante. De entrada me pensaba que le sacaba todo el sabor, pero, con el tiempo, me he ido acostumbrando. Me gusta sentir como el picante baja porel esófago.
—Fue muy sorprendente el cambio?
—Teniendo en cuenta los estereotipos europeos delante de una persona musulmana, esperaba la misma reacción a la inversa: desconfianza, evasión y cierta discriminación. Pero fue todo el contrario: la bondad y la simpatía hacia en el extranjero era exuberante. Los europeos somos los racistas.
—Cuáles son las principales diferencias?
—La comida acostumbra a ser picante y el arroz es la base de muchas comidas. Viven mucho la religión, rezan cinco veces al día. Tengo una mezquita al lado de casa, cuyo imán me hace de despertador cada día a las 6 de la mañana. Si cierras los ojos, parece que esté a un concierto de Farruquito.
—Cuáles son los lugares más característicos?
—Es el paraíso del buceo, de las islas con playas de arena blanca y agües cristalinas. Paramí, este es el atractivo principal. Hace poco descubrí que aquí puedes encontrar la selva más antigua del mundo, Taman Negara, con más de 130 millones de años. También puedes visitar tribus indígenas, conocer sus costumbres, la historia y las tradiciones, es una gran experiencia. Dormir en la selva y dejarte llevarse porlos ruidos nocturnos es genial. Por otra parte, les gusta mucho organizar acontecimientos de motocicletas. Casi cada fin de semana hay organizada una bike week en alguna ciudad cerca de la frontera entre Tailandia y Malasia.
—Cómo se está viviendo la crisis?
—En nuestro sector la crisis económica que sufre Malasia se ha hecho notar mucho. Por suerte, hemos empezado a exportar a Tailandia y Vietnam, y podemos mantener el volumen de producción y no han hecho falta recortes significativos.
—Algún hecho curioso?
—Durante la primera semana en Malàsia, fui a visitar a un conocido en la isla de Penang. Nos dirigíamos al casco antiguo e íbamos los dos en moto, yo lo seguía. En una intersección con semáforo en rojo, él (como el resto de motos) continuó. Dado que no había peligro, yo también pasé, por no quedarme atrás y perderme. Curiosamente, la policía sólo actuó de oficio al ver que dos extrangers se saltaban el semáforo. Nos llevaron|trajeron a un lugardiscreto y amablemente nos informaron de que tenía que pagar 300 ringitts cada uno, unos 70 euros. La historia acabó dándoselos un vuelco en moto y quedaron bien contentos. Siempre se tiene que llevar dinero en metálico a los países del segundo y tercero mundo y hay que ser consciente de que la policía estará siempre esperando que cometas una infracción por pedirdinero. A veces, me siguen policías sólo esperando que cometa alguna infracción.
—Qué costumbre se llevaría?
—Me encantan las mesas|tablas con centro giratorio, puedes acercarte la comida de las bandejas sin tener que molestar a nadie. También me gusta que, en Malasia, las motos estén exentas de pagar peajes en la autopista.
—Qué es lo que más echa de menos?
—A los tarraconenses nos encanta el mar. Romper la charla, con las espectaculares vistas del Mediterráneo, el olor en salitre, el contacto con la arena, la buena comida... Son momentos que no tienen precio.