El agua bendecida de Sant Magí hace su entrada triunfal en Tarragona
En la ermita del patrón se repartieron, como es tradición, botellas con los 4.000 litros que los costaleros llevaron para los centenares de personas congregadas
El agua de Sant Magí por fin llegó a Tarragona 72 kilómetros y dos maratonianas jornadas de viaje después. Los costaleros entraron en la ciudad cansados, pero al mismo tiempo pletóricos. Centenares de personas los esperaban en las calles y plazas de la PartAlta para darles la bienvenida. Una Part Alta que con la llegada de los costaleros del agua, sólo hacía un olor: a albahaca. Los kilos y más kilos que repartían a todo el mundo que se lopedía. Ocho carros y diez caballos y mulas protagonizaban la subida desde la plaza de la Fonthasta el Portal del Carro, donde hay la ermita de Sant Magí, aunque también los acompañaron, como es habitual, incontables figuras y entidades del séquito tarraconense muy amadas: Gegants, Nanos, bastoneros, gralleros, tamborileros y la bandasinfónica La UnióMusical de Tarragona, que llevó a 40 integrantes. «Sin música no hay fiesta», comentaba Oscar Miguel Losada, el director.
Con tantas decenas de personas apoyándoles de caminoal templo, y tantas otras observándolos, era difícil no sentirseentre emocionado y nervioso. Así es como estaban Naia y Ane Arzamendi, de 11 y 14 años. Ellas iban encima de uno de los carros costaleros, pero por suerte, no tenían que conducir los caballos. De eso se encargaban entendidos como Manuel Cortés, que participa en muchas de las actividades relacionadas con la equitación que se hacen en el territorio. Era su primer año haciendo de costalero del agua, y la situación le sobrepasaba: mirara donde mirara, había gente observandoal joven.
«Se me ha hecho muy corto el viaje, pensaba que sería mucho más duro», apuntaba el joven. «En cada pueblo que hemos parado los vecinos tenían preparadas las mangueras para remojar alos caballos. Los hemos duchado varias veces al día, por suerte la organización lo tiene todo muy bien preparado», añadía Cortés. De un aprendiz de la tradición de Sant Magí como Manuel, a la persona que posiblemente ha visto más llegadas de costaleros: Nieves López tiene 102 años, va en silla de ruedas, pero allí estaba, en la calle Major, acompañada de su nieto, para ver pasar a la comitiva y recoger la botella de agua bendecida de rigor. «Todo eso me recuerda a cuándo yo era joven», expresaba ella, ayudada de su nieto.
Los costaleros llevaban 4.000 litros de agua bendecida paraNieves y para la multitud. Se repartió como es costumbre, en pequeñas botellas. Aunque la repartición más especial ya la habían hecho otros compañeros de los costaleros días atrás, «llevamosel agua bendecida a todos los hospitales y clínicas de la ciudad. Hay mucha gente que la espera», apuntaba uno de los integrantes. En medio de los carros, habíaJoaquin Garcia, quien tenía una anécdota divertida para explicar, «he andadotantos kilómetros como años tengo, 72»!, comentaba el hombre, que no ha faltado a la comitiva ni una sola vez en 15 años.
Cerrando el desfile había una carroza muy especial: la de la calle del Portal del Carro. Como desde hace 33 años, desfilaban con un pequeño Sant Magí y muchas herederas. Ponían el toque dulce de la jornada tirandocaramelos al público. «Algunos de los que ahora montan la carroza antes iban arriba», explicaba uno de los miembros de esta entidad de la PartAlta. Y entre tanta fiesta, dos operarios de limpieza que porun día se convertían en estrellas. Asun yAgustín iban detrás de los carros de los costaleros recogiendo los restos de albahaca. Con sus chalecos naranja fluorescente era difícil no verlos, ellos se lo tomaban con mucho humor.