La emoción de vivir al Seguici completo

La primera nota musical en la plaza de la Font marcaba el inicio del acto más tradicional y multitudinario de las fiestas de Santa Tecla: el Pasacalle, con la primera salida al completo de todo el Seguici Popular. Llegaba el plato fuerte de la fiesta, el Águila, la Mulassa, la Víbria, los Diables, los Gegants, los Nanosy los bailes llenaron las calles de la Part Alta de alegría. Y es que la felicidad se apoderó de los rostros de todos los tarraconenses. Llegó la hora que los más pequeños pidieran al padre o a la madre subir en brazos para no perderse ni un solo detalle de la escena que esperaban ver desde hace un año.

A las siete en punto, elAmparito Roca ya volvía a sonar y enmudecía en todos aquellos que hacían jaleo en la plaza de la Font –punto de salida del Pasacalle. Albert Puñet, portador del Águila, decía: «El momento de arrancar es brutal, el cuerpo va solo y elAmparito entra dentro nuestro para hacernos enloquecer». El Águila es uno de los elementos que más gusta a los pequeños de la ciudad: su majestuosidad a la hora de bailar eclipsaba en todos los presentes. Para casi todos los miembros de las entidades que forman al Seguici Popular, el Pasacalle celebrado ayer, tiene un componente especial, ya que «no es tan protocolario como la Procesión y puedes parar en las plazas a hacer bailar la bestia. Tenemos más licencias», explicaba Puñet.

Uno de los momentos más especiales de la tarde llegó con la entrada de los elementos a la plaza de las Cols. Las escalerasde la Catedral, llenas hasta los topes, esperaban al Seguici para verlo bailar. Por norma general, las bandas musicales que acompañan el Pasacalle, se lo hacen venir bien para entrar en la plaza de las Cols con elAmparito Roca. Y aquí se produce el momento álgido: todo el mundo de pie, dando palmas y con la carne de gallina.

35 años de la entrada al Seguici

Este año, uno de los protagonistas del Pasacalle fue el Baile del Patatuf, que celebra sus 35 años de la entrada al Seguici Popular. Este es el baile infantil por excelencia dentro del Seguici. Está formado por niños y niñas de entre seis a diez años, que desde bien pequeños, sus padres les quieren introducir en el mundo de la cultura popular de la ciudad. El Patatuf tiene una particularidad: el baile es con parejas y estático. Es por eso que las monitoras, –Mariona, Cristina, Raquel y la Joana- se han inventado unas variaciones, llamadasCucs, con la intención de que los pequeños no tengan que ir andando durante el Pasacalle. Este año, la entidad ha dedicado uno al Baile de Serrallonga, simulando uno de sus pasos.

Otra de las protagonistas de la tarde fue la Cucafera, que mostró su imagen renovada a la ciudadanía tarraconense. «Para nosotros es un año especial con un sabor agridulce: por una Part, estamos contentos porque estrenamos la bestia restaurada, pero por el otro estamos tristes porque es el primer año que no vivimos la fiesta con el presidente de la entidad, José Ruiz, que murió este verano», decía Adrià Recasens, miembro de la Cucafera. La entidad está contenta por la gran aceptación que ha tenido la renovada bestia, aunque, desde la entidad, aseguran que «la pobre Cucafera ya está otra vez para restaurar, ya que los más pequeños ya le han sacado una ceja», explica Recasens en tono en broma.

El Bou, la Víbria, el Griu y el Drac de Sant Roc sacaban fuego por todas partes. El Baile de Gitanas y el Baile de Cercolets hicieron saltar y bailar a los presentes. El Baile de Serrallonga asustaba a todo el mundo con los tiros inesperados. La Moixiganga y el Baile de los Set Pecats Capitals llevaronla solemnidad necesaria para unas fiestas de este estilo. Y finalmente, los Gegants y los Nanos fueron los encargados de poner el punto tierno en la fiesta.