«Lo más duro es cuando tienes que enterrar a un conocido»

Lejos ha quedado la imagen gris de aquel serio sepulturero con la gorra en la cabeza, la azada en el hombro y la colilla en la boca. Ahora son gente joven, uniformados, simpáticos y que quieren hacer más fácil este duro ritual de alojar al difunto a la suya última morada. Ignasi Puig es el encargado de los sepultureros del Cementerio de Tarragona. No cambiaría su trabajo por ningún otro, pero sí que la peor parte de su trabajo sea cuándo tiene que enterrar a uno amigo o conocido. «Me he encontrado hace poco, y es muy duro». Ignaci es un joven de treinta y pocos años que se pone triste cuándo ve que algún familiar es se desentiende de un nicho. «Hay gente que viene cada día, pero otros no saben ni quién hay dentro». Así que, «visto lo visto» él prefiere ser incinerado: «La gente de antes cuidaban más sus muertos, pero ahora la gente joven, ya lo ves», señala hacia una de aquellas calles llenas de flores donde no hay ni una persona joven. Las exhumaciones son momentos duros también «ahora hay mucha gente que quiere asistir a la exhumación de un familiar. Yo no se los recomiendo, creo que es mejor recordar a la persona amada como era que ver un conjunto de huesos... y a veces algo más. Pero si insisten... Después los voces deshechos y llorando al ver en qué nos convertimos con el paso del tiempo. Ya lo dice la frase: «Polvo eres y en polvo te convertirás».

Ignasi disfruta más de la vida después de trabajar de sepulturero porque «cualquier día te puede pasar algo». Es un sentimiento compartido por todos los que están al lado de la muerte. La de sepulturero es una profesión dura que quizás desaparecerá con el tiempo. Mientras tanto, ellos estarán allí para consolar y ayudar a los vivos.