El vigilante jurado herido en Parque Central será distinguido por su actuación
Lo operaron de una fractura de tibia al caer por unas escaleras con un menor a quien detenía por robo con violencia
Un vigilante jurado que resultó herido durante una detención en el centro comercial Parque Central recibirá mañana una distinción por parte de la Unidad Territorial de Seguridad Privada, que depende del Cuerpo Nacional de Policía. El juicio sobre este caso se ha celebrado hace pocos días en el Juzgado de Menores de Tarragona, y está a la espera de una sentencia que no tardará en dictarse.
Los hechos que originaron las lesiones de C.G., empleado de la seguridad que quiere permanecer en el anonimato, se produjeron en noviembre del 2015. Aquel día, agentes de la Guardia Urbana le comunicaron que uno de los jóvenes que acostumbraba a estar en el centro comercial a las tardes había robado y agredido a una dependienta de la tienda Pull & Bear de Tarragona. Se dirigió al grupo de chicos, con dos compañeros, los tres fueron a las escaleras donde una veintena de menores (de unos 17 años), acostumbraban a reunirse cada tarde. La persona que se buscaba se encontraba entre ellos. En cuanto procedió a detenerlo, pero el grupo de jóvenes intentó impedirlo iniciándose una multitudinaria pelea que acabó finalmente con la detención del chico a quien requería la policía. A lo largo de aquel forcejeo, explica C.G., «los dos caímos por las escaleras. Y aunque me rompí la tibia por tres sitios en aquella reyerta, no lo solté».
Posteriormente a los hechos, C.G. fue trasladado al Hospital Juan XXIII, donde se lo intervino quirúrgicamente y se le colocaron ocho clavos en el hueso de la pierna afectado. A raíz de aquella detención, C.G. permaneció sin poder trabajar más de siete meses. El agente de seguridad considera que «los menores en este país acostumbran a salir impunes, ya que los delitos que más acostumbran a hacer son los hurtos, que hasta ahora era considerado sólo una falta si no superan los 400 euros». En el caso que nos ocupa, no fue así, ya que el menor fue ingresado a un centro reformatorio de menores, donde hace un año que está. La queja del vigilante jurado tiene más peso, cuando se supo que este detenido ya tenía 7 antecedentes policiales, según la Guardia Urbana, que ya lo detuvo en alguna ocasión. Entre el tiempo que pasó desde que se produjo este hecho y la celebración de la vista oral, familiares del detenido intentaron que el vigilante retirara la denuncia, pero se da la circunstancia que él no puso ninguno, ya que el caso se generó de oficio por parte de la Guardia Urbana. Aunque las competencias con respecto a detenciones son relativamente reducidas para un vigilante jurado, en este caso al actuar bajo las órdenes de un cuerpo policial, el empleado de seguridad se convierte en un agente de la autoridad.
C.G. hace referencia al caso reciente de un apuñalamiento a Sant Vicenç de Calders, para hacer ver que a menudo se encuentran en situaciones delicadas: «Nosotros no vamos armados, sería poco recomendable en un centro comercial. Eso hace que actuamos sólo con una defensa y alguna vez incluso nos han apedreado. Sólo se tiene que acordar aquel encuentro de jóvenes en Parque Central en el 2014 de que tuvieron que participar todos los cuerpos policiales de la ciudad».