La Protectora pide adopciones para evitar el frío invernal a los animales
Son especialmente necesarias para los animales más viejos y enfermos, un 30% del total, que sufren un empeoramiento de sus síntomas
Llega el frío, y a la Protectora de Animales de Tarragona ya se han puesto en marcha con el fin de acelerar las adopciones de los 250 perros y los 200 gatos que en estos momentos tienen bajo su tutela. Ayer organizaban una chocolatada benéfica con el fin de atraer posibles adoptantes. Se trata de qué los animales puedan pasar los meses más duros del año –y el resto de su vida– en un hogar, y no a la intemperie. Es importante adoptar siempre, pero el invierno es muy duro. Ya se los tapamos las puertas y los ponemos radiadores, pero no es lo mismo que estar en una casa», apuntaba a Roser Sentís, una voluntaria. «Nos preocupan especialmente los animales más viejos y los enfermos, nos interesa en que no pasen el invierno aquí», añadía.
Son precisamente los que casi nadie se quiere llevarse en casa. Se trata de un 30% del total, gatos y especialmente perros, que si no se pone remedio, acabarán muriendo, a la protectora sin haber encontrado a una familia que se preocupe de ellos. «Las gateras y las perreras son abiertas, y hay mucha humedad, la lluvia, el viento... Eso no ayuda nada a los animales a que sufren enfermedades como la artrosis, de otras traumatológicas o respiratorias. Les pasa como a las personas», exponía Núria Güell, vocal de la junta de la entidad.
Los ciudadanos llegan a la Protectora convencidos de que adoptar un cachorro significará educarlo sin problemas o manías adquiridas, que tienen los más veteranos, pero hacerse con un sénior también tiene sus recompensas, «en general son muy agradecidos cuando los sacan de aquí y ya no acostumbran a dar problemas a casa», aseguraba Güell. Aparte, los animales disponibles para adoptar con una enfermedad como la leishmaniosis, son entregados una vez ya están estabilizados, «la única diferencia con el resto es que se los le tiene que dar una pastilla al día para controlar la enfermedad, nada más,» confirmaba Maria Rosa Montserrat, presidenta de la Protectora.
Tal es la obsesión para quedarse sólo con los animales más tiernos, que gatos que sólo tienen entre cinco y seis meses, con tamaño de animal adulto, también están teniendo dificultades para salir de la protectora. Aparte, el otoño es una época especialmente complicado por estos centros: quedan muchas bestias de los abandonos masivos del verano y septiembre es un mes propicio para la cría. «No tenemos más sitio. En jaulas preparadas para dos perros, ahora tenemos cuatro», exponía Güell.