Reacciones
Las sedes cierran filas en torno a los Juegos y la oposición quiere dimisiones
Algunos de los alcaldes implicados en el proyecto dicen que hay que seguir adelante, pero la indignación crece dentro del consistorio tarraconense
«Es un despropósito, pero ahora toca mirar hacia adelante. Altafulla estaba preparada para el 2017 y lo estará para el 2018», decía ayer el alcalde de Altafulla, Fèlix Alonso, y diputado en el Congreso.
Las palabras del alcalde –que como diputado anunciaba que pedirá la comparecencia del ministro, del presidente del COE y del alcalde de Tarragona en la Comisión de Cultura, Educación y Deportes– eran de las más críticas que se podían escuchar ayer después de la comparecencia pública del alcalde de Tarragona por parte de las suyos que participan en el proyecto de los Juegos Mediterráneos. Se añadía, pero en una línea más conciliadora, el alcalde de Valls, Albert Batet, que delante de los micrófonos de Tarragona Radio, aseguraba que «los Juegos son un proyecto de país y la ciudad de Valls tendrá» que «sumar».
«Es un proyecto que entusiasmaba y es una decepción que no se pueda materializar», añadía. En general, sin embargo, los alcaldes que representan algunas de las sedes del acontecimiento parecían cerrar filas en torno al relato oficial ofrecido ayer por Ballesteros. El alcalde de la Pobla de Mafumet, Josep Maria Sardà, enviaba un mensaje de tranquilidad, asegurando que las obras empezadas en el municipio con motivo de los Juegos continuarán su curso.
Por su parte, el alcalde de Reus, Carles Pellicer –uno de los pocos que han sido informados de forma oficial durante estos días de lo que estaba sucediendo– afianzaba su compromiso con el acontecimiento deportivo. «Es evidente que el territorio ha hecho el trabajo, los ayuntamientos también están cumpliendo sus compromisos y, en este caso, es el Estado quien no lo ha hecho en el tiempo que hacía falta. Tenemos que mirar adelante y estamos tan ilusionados como el primer día», decía Pellicer.
La Diputación de Tarragona, de la cual dependen más de una veintena de actuaciones de mejora y adecuación de equipamientos deportivos de las sedes, hacía una lectura positiva del aplazamiento a través de un comunicado. «Con respecto a la prórroga de un año en su celebración, la Diputación considera que no genera ningún problema, ni uno, al ente supramunicipal. Esta prórroga puede resultar útil para el proyecto, dado que la falta de financiación por parte del Estado hacía muy difícil garantizar su correcta viabilidad», dice el comunicado.
Críticas de la oposición
Las críticas más punzantes, ante la decisión de aplazar los Juegos, llegaron de buena mañana ayer, después de la Junta de Portavoces donde Ballesteros dio explicaciones al resto de la corporación. La más dura fue Arga Sentís, portavoz de ICV-EUiA, quien pidió la dimisión del coordinador general de los Juegos Mediterráneos, Javier Villamayor, porque «hasta hace cuatro días nos decían que todo iba bien, y ahora resulta que no. O nos han engañado o no se enteran», decía. «Si detrás del acuerdo estaba la viabilidad de los Juegos, ahora emplazamos en Ballesteros a romper el pacto, para pasar a hacer políticas sociales, en lugar de intentar hacer historia,» añadía.
A la petición de dimisiones se añadía la CUP que, por la tarde, pedía las de Ballesteros y Villamayor. Laia Estrada, portavoz de la CUP, definió «de inaceptable» la situación, ya que «para nosotros, la excusa de la falta de los 12 millones de euros por parte del Estado, es sólo una excusa que le ha venido bien al gobierno municipal. Pero esta no es la causa del aplazamiento».
Albert Abelló, portavoz de CDC, por su parte, se mostró preocupado por saber quién hará frente a los compromisos con los hoteles de PortAventura y del tema de merchandising.
La sorpresa llegaba con ERC, cuando su portavoz, Pau Ricomà, pedía llevar a cabo una consulta para preguntar a la ciudadanía si hay voluntad de celebrar los Juegos Mediterráneos el año 2018. «Si yo fuera el alcalde, dimitiría, y si fuera Villamayor, me retiraría de la política», decía Ricomà.
El último al comparecer después de la Junta, era Rubén Viñuales, portavoz de Ciutadans. «Hoy es un día triste por la ciudad, porque queríamos que los Juegos fueran una oportunidad para poner Tarragona el mundo, y la imagen que estamos dando es mala. La gestión no ha sido buena, pero ahora tenemos que ser conscientes de que no podemos desistir de los Juegos, porque todavía sería peor», decía Viñuales.