Las palomas deportivas llenan el cielo tarraconense
El club de Palomas Deportivas Sant Pere y Sant Pau celebra una nueva edición del Concurso de Navidad
Hacia las cuatro menos cuarto una sesentena de palomos han abandonado sus jaulas en el Club de Palomas Deportivas Sant Pere y Sant Pau. Su objetivo, perseguir la paloma hasta encontrarla y estar a su lado el máximo tiempo posible durante dos horas para sumar dos puntos cada minuto. Este es el funcionamiento del Concurso de Navidad de palomas deportivas, que la asociación tarraconense celebra los sábados entre noviembre y diciembre.
Francisco Valiente, miembro de la asociación y el único que queda de los socios que fundaron el centro en Sant Pere y Sant Pau hace 36 años, explica el funcionamiento de este concurso con un brillo especial en los ojos. «Actualmente somos 28 socios y en este torneo participa gente de Tarragona pero también de Reus, el Vendrell u Olivella», explica rodeado de amantes de las palomas de toda Cataluña.
Cada socio tiene unas palomas, que pinta de manera diferente para reconocer cada uno de los miembros de su equipo. En la pared, una cartelera contiene una tarjeta en la que se describe todas y cada una de las palomas registradas en el centro de Sant Pere i Sant Pau: el nombre, el color del plumaje y los colores y formas con el cual cada miembro les pinta. «Eso no sólo ayuda al árbitro a saber de quién es cada paloma, a los propietarios también nos va bien porque tenemos tantos que a veces no sabemos cuáles son nuestros», explica Valiente.
Los concursos de palomas se realizan durante todo el año. El de Navidad sólo se celebra los sábados pero hacia junio y «cuando los días duran más, hacemos pruebas los martes y sábados». La pasión por las palomas se transmite de padres a hijos, y así queda demostrado en el centro de Sant Pere i Sant Pau en el que todos los socios tienen algún familiar. Francisco Vicente también ha conseguido encomendar su pasión: «De mis tres hijos, sólo uno se ha quedado. Pero aquí todo va así, los padres traen a los hijos, algunos se quedan y después llegan los nietos».