Las agresiones y abusos sexuales a menores crecen en la provincia
Las cifras, sólo hasta octubre, ya superan con creces las del global del 2015, y son unos ochenta de afectados
Los delitos sexuales contra menores de edad han crecido este 2016 en la provincia. Según los datos del Departamento de Interior, hasta el 3 de octubre, 25 niños y niñas han resultado agredidos sexualmente en la demarcación. Este apartado incluye violaciones y penetraciones forzadas. Con tres meses todavía para computar, ya se contabiliza una agresión más con respecto a todo en el 2015. Todavía mayor es el crecimiento que se observa en los abusos sexuales, de las 46 denuncias que la Generalitat tenía constancia en el 2015, se pasa ahora a las 55, son 9 niños y niñas más que este año, hasta octubre, han sufrido tocamientos o actividades sexuales en contra de su voluntad. Con respecto al acoso sexual –insinuaciones, solicitudes de favores sexuales o conductas físicas o verbales de naturaleza sexual–, en el 2016 se ha registrado una denuncia, hecho que contrasta con la falta de querellas de este tipo el año 2015 en el territorio.
El más preocupando de todo es, que estas cifras no son definitivas, ya que el Departamento de Interior sólo tiene acceso a las denuncias que se formulan a través de sus organismos, como el cuerpo de los Mossos D'Esquadra, por lo tanto, el número de agresiones, abusos y acosos a menores, resulta con toda seguridad superior, sumando las querellas presentadas en la fiscalía o en el órgano judicial en funciones de guardia. Además, los expertos en la materia consultados por este diario aseguran que los delitos sexuales relacionados con menores de edad están altamente «infradiagnosticados». En muchos casos, la familia opta por no iniciar los trámites judiciales: «Sorprendentemente, el entorno muchas veces reacciona no creyente al menor y cuestionando lo que explica la víctima. Como a menudo las personas que abusan de los pequeños son personas del entorno, se crea un conflicto. Se acaba denunciando lo que es muy evidente», apunta a una profesional. «A veces, para mantener las estructuras familiares, hay quien no quiere acabar de verlo», añade. Y es que la mayoría se producen en el entorno más próximo: «Acostumbran a ser personas que tienen un vínculo con el niño o la niña. Utilizan estrategias terribles, como decirles que es un secreto entre los dos, y así lo mantienen», complementa a otro técnico.
«Siempre advierten mucho a los pequeños de qué tienen que ir con cuidado con los desconocidos y resulta que puede acabar siendo el vecino que lo invita a ir a jugar, o el mejor amigo de la familia...», apunta al profesional. En muchos casos, la persona que abusa «ha crecido ya en un entorno de abusos, o tiene muy desarrollado un rol de inferioridad», según el mismo experto.
Los niños y niñas que lo sufren, a menudo no lo quieren explicar. «El niño se avergüenza de lo que le está pasando, tiene vergüenza de decirlo y le da miedo traicionar a la persona. Teme como reaccionará el entorno y el abusador», desarrolla el entendido. Pero cuando el pequeño o la pequeña va creciendo, sobre todo en la adolescencia, empieza a tomar conciencia de los hechos. Según los expertos, no acostumbra a haber una gran diferencia entre el número de niños y niñas agredidos sexualmente, «la persona que abusa no diferencia demasiado entre un niño y una niña», asegura el profesional.
2016: 31 encarcelados
Un total de 31 personas han ingresado en prisión preventiva en toda Cataluña hasta el 30 de septiembre por presuntos delitos de abuso o agresión sexual a menores de 16 años, según fuentes del Departamento de Justicia. Son 11 internados más que el 2015, cuando se produjeron 20 altas de este tipo en las prisiones catalanas.