«Cada pueblo de Bélgica produce dos o tres marcas de cerveza diferentes»
La reusense se trasladó a Bélgica para hacer prácticas en una empresa farmacéutica y adquirir experiencia profesional fuera de España
La reusense Marina Pedrola se trasladó en Antwerpen (Anveres), en Bélgica, a finales del mes de octubre de este 2016. Graduada en Farmacia, la joven decidió viajar hasta la parte flamenca del país para adquirir experiencia profesional y realizar unas prácticas a una empresa farmacéutica de R&D situada en Mechelen (Malinas).
—¿Cuál fue la primera impresión al llegar allí?
—Ya había estado en Bélgica, pero al llegar de nuevo me chocó el frío que hacía: 4 horas antes de aterrizar iba con manga corta, y una vez en Bélgica me tuve que tapar con anorac y bufanda.
—¿Fueron unos días complicados?
—Al contrario. Sabía que la gente de la calle y de las tiendas no me entendería porque la mayoría hablan holandés y no entienden el inglés, así que no me preocupé cuando, efectivamente, no me entendieron la primera vez que fui a una tienda. Pero además, los compañeros con quien vivo y trabajo me ayudaron en todo momento: me explicaron cómo va el transporte público, por ejemplo, que cambia de la zona flamenca a la valona.
—¿Le sorprendió el cambio?
—Lo que más me sorprendió fueron los horarios tan europeos que tienen. La gente de aquí siempre se levanta muy temprano aunque sea fin de semana, comen y cenan muy pronto y su ‘tarde’ empieza a las 12 del mediodía. También me sorprendió la multiculturalidad de las grandes ciudades, sobre todo a Bruselas y a Antwerpen, y el hecho de que dejen entrar los perros a todos los establecimientos.
—¿Cuáles son las principales diferencias?
—Además de los horarios, también es muy diferente la comida. Aquí lo mezclan todo con especias y salsas. También están muy concienciados sobre el tema del reciclaje: cada día se tiene que tirar un tipo diferente de basura y siempre con unas bolsas oficiales y bastante caras. Con respecto a los precios, aquí todo es más caro que en España. Las cañas nunca bajan de los 3 euros, y te hacen pagar entrada en todos los lavabos públicos. Además, todo el mundo es muy eficiente y en general la gente es muy responsable, nadie sube a un autobús o tren sin billete, por ejemplo.
—¿Alguna curiosidad más?
—Me sorprendió que todo el mundo conociera Cataluña y sobre todo Barcelona. De hecho siempre me preguntan por qué estoy en Bélgica pudiendo vivir en Barcelona. También encontré curioso que escucharan música española, grupos como La Pegatina y canciones típicas como Vamos a la Playa, la Macarena, Aserejé...
—¿Qué lugares recomienda?
—Ciudades y pueblecitos de la zona flamenca. Es un país pequeño y es fácil moverse y llegar a todas partes en tren. Recomiendo lugares típicos como Bruselas, Amberes, Brujas o Gante. pero también pueblos menos conocidos, como Kortrijk y Mechelen.
—¿Es diferente la región flamenca de la región valona?
—Sí, la Valonia es más pobre y no hay las típicas plazas con edificios decorados ni casitas belgas.
—¿Es fácil encontrar trabajo para un joven?
—En la empresa donde hago las prácticas están ampliando la plantilla y contratan a muchos jóvenes con master o bien recién doctorados. Es importante tener buen currículum, pero si se cumplen los requisitos se puede encontrar.
—¿Qué costumbres se llevaría?
—La tradición cervecera: cada pueblo produce dos o tres marcas de cerveza, y los bares sirven cada marca con su correspondiente vaso o copa. También me llevaría los chocolates, los gofres, las patatas fritas belgas, los mercados de navidad, el vino caliente con amaretto y la energía que tienen los belgas, que van en bicicleta a las 7 de la mañana, cuando todavía es negra noche, durante más de media hora para ir al trabajo o universidad.