Diari Més

La oposición se muestra contraria a dejar el asfaltado de la Rambla Nueva

Por otra parte, hay disparidad de opiniones entre los ciudadanos, que reivindican comodidad y una buena imagen por la zona

Actualmente, el tramo asfaltado es el que va desde la calle Canyelles hasta la calle Adrià.

El Ayuntamiento se plantea dejar permanentemente el asfaltado de la Rambla NovaCristina Aguilar

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La polémica está servida. Y era de esperar. El Ayuntamiento se plantea dejar de manera permanente el asfaltado de la Rambla Nueva, siempre y cuando se llegue a un consenso con otros grupos políticos. Así lo explicaban fuentes municipales, que añadían que también se contemplaba la posibilidad de ampliar el pavimento al tramo del Banco de España. Esta noticia ha causado reacciones por parte de los grupos municipales y de la ciudadanía tarraconense, que tanto en un sitio como en el otro, las opiniones son diversas y ya se prevé que será complicado llegar a un acuerdo.

El asfaltado se puso el año 2007 de manera provisional, cuando el mercadet ubicado en la plaza Corsini, se instaló en la Rambla Nueva, a causa de las obras del Mercado Central. En un principio, el nuevo pavimento, un conglomerado de cinco centímetros, era «una medida provisional hasta que el mercado volviera a su lugar de siempre, que será dentro de dos años», decía entonces el concejal de Espacios Públicos del Ayuntamiento. Casi diez años después, el equipo de gobierno se plantea la posibilidad de dejar el asfaltado.

El consistorio no descarta llevar a cabo una consulta ciudadana con los vecinos de la zona centro para decidir el futuro de la Rambla Nueva. Desde la Asociación de Vecinos Tarragona Centre no ven mal esta iniciativa, aunque aseguran que «para poder valorarlo, primero necesitamos hacer un sondeo con todos los miembros de la entidad», dice Patricia Oliver, miembro de la junta de la asociación, a quién añade que «una de las ventajas es que el asfalto no hace resbalar tanto».

La oposición, todos en una

Pero hay opiniones de todos colores. Con respecto al grupos municipales, la portavoz de ICV-EUiA, Arga Sentís, asegura que «invertir en cambiar el pavimento de la Rambla no es una prioridad. Es más necesario adaptar infraestructuras básicas de los barrios, por ejemplo». Por otra abanda, Laia Estrada, portavoz de la CUP, se ha mostrado totalmente contraria a la iniciativa que plantea el Ayuntamiento, ya que, según Estrada, «la única cosa positiva de convertir la plaza Corsini en un espacio liso donde poder colocar las paradas de los marchantes, –hay que recordar que los vecinos pedían instalar un parque infantil–, era que la Rambla Nueva volvería a tener su aspecto más tradicional. Pues tampoco».

Con respecto a CDC, la concejala Cristina Gúzman, ha asegurado que «el asfalto rompe la estética de la Rambla, es más propio de una carretera. Prometieron que sería provisional, pero como siempre no cumplen nada de lo que dicen». Gúzman ha aprovechado para reivindicar que la primera coca de la Rambla, –la del Balcón del Mediterráneo–, «tendría que ser sólo para los peatones».

Desde ERC, el portavoz Pau Ricomà, ha lamentado que «otra vez nos enteremos de las cosas a través de los medios de comunicación». Ricomà también ha asegurado que, en los últimos años, el centro de la ciudad ha perdido calidad y atractivo, «y eso afecta al comercio y al turismo. Por lo tanto, creemos que se tiene que volver a las baldosas, los técnicos dirán qué tipo».

Los ciudadanos, divididos

La opinión de los ciudadanos tarraconenses también se diversa, pero la mayoría de los entrevistados les preocupa la comodidad y la estética. «Nos parece que el asfalto es más barato, cómodo y práctico,» aseguraban a Antonio Mercadé y Magda Pallàs, un matrimonio que se encuentran encantados con el pavimento de la Rambla Nueva. «Con las baldosas, resbalé un par a veces. Antes no pasaba por el medio para no caer, ahora ya no tengo este problema. El asfalto es más funcional para las personas mayores. Además, con respecto a la estética ya nos hemos adaptado», explicaba Magda Pallàs. A su marido, Antonio Mercadé, lo preocupa más el tema económico. «El trozo de Rambla enladrillado está en mal estado y, eso, tiene unos gastos importantes», asegura Mercadé.

Por otra parte, hay quien piensa que la estética y la imagen de una vía tan importante como la Rambla se tiene que preservar. Este es el caso de la Nuri Bordas, que asegura que «dejar el asfalto es muy cutre. Se tendría que poner una baldosa sufrida y que no resbale». El tarraconense Jordi Mallol explica que «hoy en día hay materiales prácticos y atractivos, y que, seguramente, ocurren más».

Miquel Carrió, propietario de la floristería Carrió, ubicada en la Rambla Nueva, asegura que la idea de dejar el pavimento es una locura. «El asfalto da mala imagen en la vía. Estoy de acuerdo que se tiene que buscar una baldosa que no resbale y que no se rompa fácilmente», asegura Carrió, quien añade que «desde que hay el pavimento, la afluencia de bicicletas y patines ha aumentado. Y eso es incómodo para los peatones, que tienen que vigilar que nadie les atropelle».

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