Patrimonio
La Arqueológica se opone al aumento de terrazas en espacios patrimoniales
La Ley del Patrimonio Cultural Catalán establece que ningún elemento puede perturbar la correcta visualización de un bien
La presencia de terrazas de bares y comercios en espacios patrimoniales de la Parte Alta cómo en las plazas delRei, del Fòrum, Pallol, Rovellat o de Les Cols, preocupan la Reial Societat Arqueológica Tarraconense. En su blog, publica desde ayer un artículo donde recuerda que «el foro mayor del Imperio romano está en Tarragona y constituye uno de los monumentos de la lista del Patrimonio Mundial de la ciudad y, como tal, tiene que ser protegido y se tiene que facilitar su visibilidad de cara a la cual la población y el turista puedan disfrutar de este grandioso monumento». La Arqueológica añade que «la proliferación de terrazas estos últimos meses ha provocado una invasión de toldos, sombrillas y otros elementos similares que han acabado ocultando partes considerables del monumento».
La RSAT lamenta que «este crecimiento descontrolado hace imposible, hoy día, y especialmente los fines de semana y en temporada alta, contemplar y fotografiar el monumento». La entidad recuerda que los monumentos y los bienes patrimoniales tienen que ser accesibles también visualmente.
En relación a la problemática que plantea la Arqueológica, la Ley del Patrimonio Cultural Catalán establece diferentes fórmulas dirigidas a la protección de espacios monumentales y sus entornos. Uno de los artículos especifica que «el volumen, la tipología, la morfología y el cromatismo de las intervenciones en los entornos de protección de los bienes inmuebles de interés nacional no pueden alterar el carácter arquitectónico y paisajístico del área ni perturbar la visualización del bien».
En el artículo, la Arqueológica afirma que «un breve recorrido por las calles de la Parte Alta descubre una realidad que las administraciones, Ayuntamiento y Generalitat, no tendrían» que haber permitido. El relato empieza en la plaza del Rey, «donde, como única excepción, todavía se puede admirar íntegramente el Castillo del Rey». «Cuando enfilamos la calle Santa Anna, pasado el campanario de la Trinitat –sigue–, una serie de mesas con sombrillas y carteles tapan la vista de un notable muro de sillares del siglo I dC». Llegados a la plaza del Foro, «ya es todo un poema, con un mar de mesas, sillas y sombrillas que imposibilitan el simple paso, además de ocupar ilegalmente el largo banco que sigue la línea de la calle Merceria». «El muro romano queda detrás de todo tipo de velas, e incluso se ubican mesas|tablas sobre las mismas piedras romanas», recoge el artículo.
El recorrido sigue por la plaza de las Coles, «donde una serie de toldos fijos tapan completamente el muro romano, de forma que se ha vuelto ahora invisible». La Arqueológica prosigue diciendo que «tampoco se entrega la puerta romana de Pallol, con mesas y velas en el mismo lado». Igualmente, hace referencia a los restos de la plaza Rovellat, que «han estado ocupados recientemente por mesas y sillas junto a las piedras».
En opinión del autor del artículo, «esta situación es indigna, atenta contra el patrimonio y da una visión tercermundista de la ciudad. La ley marca que los restos monumentales tienen que poder ser contemplados y de ninguna manera pueden quedar ocultas a todos para los intereses particulares de unos pocos. La administración tiene que actuar ya y poner orden a esta situación que se le ha escapado de las manos».