La Autoritat Portuària trasladará Port Control a su antigua sede
Es la opción más viable para el edificio que permanece vacío desde el año 2010, después de descartar ubicar un hotel u oficinas
El antiguo edificio de la Autoridad Portuaria será destinado a los servicios portuarios
La antigua sede de la Autoritat Portuària de Tarragona (APT), el emblemático edificio de hormigón que permanece vacío desde el año 2010, acogerá los servicios portuarios y dos de sus plantas serán alquiladas para oficinas. Este es, finalmente, el destino que se le dará a este equipamiento en desuso desde que la Autoritat Portuàriase trasladó a otro edificio, ahora hace seis años.
Después de descartar varias opciones, como la ubicación de un hotel o bien su alquiler para albergar oficinas, la Autoritat Portuària de Tarragona ha escogido la más viable y económica. Las oficinas del edificio Port Control de Tarragona, que actualmente están en el inmueble que fue construido el año 1997 en la bocana del Port de Tarragona, se trasladarán a la planta más alta de la antigua sede de la Autoritat Portuària. Por otra parte, el APT alquilará dos de las plantas y una tercera –así como la planta baja donde se encuentra el vestíbulo– las utilizará para usos propios. De esta manera, según el presidente del Port de Tarragona, Josep Andreu, «se desencalla la problemática de este edificio emblemático que queda vacío». Andreu no esconde que una de las posibilidades que tomó más fuerza fue, en su momento, la de ubicar un hotel, pero nunca ha llegado a cuajar. Sin embargo la idea de sacar a concurso público la reforma del edificio y su posterior explotación durante cincuenta años para oficinas quedó descartada definitivamente, al resultar poco atractiva económicamente para cualquier inversor.
La opción de trasladar los servicios portuarios, que actualmente hay en el viejo edificio Port Control, ahorrará al ATP tener que construir uno nuevo. Sólo habrá que invertir los cinco millones de euros, la cantidad aproximada que cuesta reformar la antigua sede del ATP. El personal del ATP se trasladó de edificio el año 2010 ante la evidente necesidad de someter el inmueble a una rehabilitación. Entonces, incluso, se llegó a asegurar que sufría de aluminosis, una afectación estructural que el mismo arquitecto responsable de su construcción en los años setenta, Josep Maria Garreta, negó.