«Echo de menos el coche, el transporte público de Salerno es un caos»
Esther Duch es de los Pallaresos y hace cinco meses se marchó a Italia a vivir la experiencia del Erasmus
Esther Duch tiene 21 años y llegó a Salerno (sur de Italia) el día 10 de septiembre de este año, dónde estudia el tercer año del Grado de Educación infantil. Duch vive intensamente el Erasmus, pero asegura que volverá a Tarragona el próximo enero.
–¿Cuál fue su primera impresión al llegar a Salerno?
–No había estado nunca antes a Italia. Es una ciudad con unos 140.000 habitantes aproximadamente y yo estaba acostumbrada a vivir en un pueblo de 4.500 (Els Pallaresos). Este fue el primer choque que experimenté.
–¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?
–El hecho de haber una asociación para los Erasmus lo hace todo más fácil. Te ayudan y te guían. Sus recomendaciones facilitan la adaptación.
–¿Cuáles son las principales diferencias entre Salerno y su casa?
–La diferencia que más he notado entre Tarragona y Salerno es que aquí viven con tranquilidad. El transporte público nunca llega puntual, las clases de la universidad son imprevisibles y los profesores llegan más de media hora tarde. Es un caos. Te lo tienes que tomar con filosofía. Al principio cuesta, pero te acabas acostumbrando. También me sorprendió que es muy difícil encontrar un restaurante que no sea de pasta o pizza.
–¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?
-Salerno no es una ciudad muy turística. El más característico e importante que tienen son las luces de artista durante la Navidad. La ciudad está llena de luces y hay más de un jardín donde el interior está iluminado.
–¿Cómo se está viviendo la crisis en su país de residencia?
–Por lo que he podido observar, en Italia no hay una situación tan extrema como la que estamos sufriendo nosotros. Sí que hay manifestaciones del transporte público, ya que mucha gente no los paga.
–¿Desde que llegó ha vivido o le ha pasado algo curioso que no se hubiera imaginado nunca?
–Cada día es una experiencia nueva y cada día me pasan cosas. Pero el más curioso es la organización de la universidad. Es un caos: los tutores aparecen una hora tarde o no aparecen, los alumnos nos tenemos que sentar en el suelo porque no hay suficientes sillas para todos, entre otros.
–¿Qué es lo que más echa de menos de casa?
–La familia y los amigos, sin ningún tipo de duda. Todo lo que aquí es insignificante como ir a cenar con tus amigos, cuando no lo tienes lo echas de menos. También he echado de menos algún plato de comida típico de nuestro país y, sobre todo, el coche, a causa de la mala gestión del transporte público de Salerno.