La Fuente del Garrote resiste al abandono en un rincón natural de la Anilla Verde
Durante décadas fue punto de peregrinaje de tarraconenses y entidades que hacían encontradas populares
La Font del Garrot es uno de los espacios más espectaculares de la Anilla Verde, de los muchos que contienen este entorno natural del término municipal de Tarragona, que sobrevive al paso del tiempo en un estado de adelantado abandono. Las tradicionales reuniones de amigos para hacer una paella, los encuentros de asociaciones culturales de la ciudad y las concentraciones de personas para ir a pasar el Día de la Mona en este paraje fueron a menos con el paso de los años y la incorporación de nuevas costumbres propiciaron la disminución de las visitas. Hoy, algunas personas que andan por los senderos del entorno de la finca del Puente del Diablo y ciclistas son las únicas que se acercan hasta este espacio en declive, pero recuperable.
El abandono de la Fuente del Garrote es absoluto y la falta de intervención por parte de la Administración incluso puede provocar alguna desgracia en un tiempo no lejano. De la roca, justo encima de la fuente, arranca un árbol de grandes proporciones que con sus raíces provoca desprendimientos. Un sector de la roca está gravemente amenazado. Además, árboles caídos y no retirados y la misma evolución de la naturaleza convierten este rincón verde en una triste imagen de lo que fue hasta hace unas décadas.
La Fuente del Garrote, localizada en una masía del mismo nombre, se encuentra a una altitud de 120 metros y rodeada de bosque. Fue un sitio de reunión para celebraciones de varias generaciones de tarraconenses, de manera especial tres días al año: Viernes Santo, Lunes de Pascua y el 1 de Mayo.
El Viernes Santo, eran muchas las familias tarraconenses que caminaban hasta la Fuente del Garrote para buscar tomillo. Dice la tradición que el tomillo se tiene que pegar el Viernes Santo si se quiere que la flor no caiga y que se conserve mejor. El Lunes de Pascua era otra de las fechas señaladas en el calendario. Muchos tarraconenses se reunían para comer la mona y durante la jornada se realizaban juegos de recreo.
La tercera fecha en importancia era el 1 de Mayo. Empezó a salirse el año 1889 cuando se instauró del Día Internacional del Trabajador. Con la victoria de Franco en la Guerra Civil y la desaparición de los sindicatos democráticos, esta festividad dejó de celebrarse y fue sustituida por la del 2 de Mayo que conmemoraba el levantamiento del pueblo de Madrid contra el ejército de Napoleón en 1808. Los tarraconenses no dejaron de acudir a la Fuente del Garrote y los encuentros de amigos y familias evolucionó hacia reuniones reivindicativas y de reafirmación catalanista. Este cambio de orientación decidió a la Guardia Civil a vigilar la zona e, incluso, a intervenir si detectaba alguna actividad calificada por el franquismo de subversiva. La benemérita registraba a las personas asistentes y controlaba las actividades que se hacían.
Uno de los trayectos más habituales pasaban por los Cuatro Algarrobos, para dirigirse hacia la Muntanyeta de Sant Pere hasta llegar al Puente del Diablo. Los encuentros eran privados o bien organizados por entidades ciudadanas. La prensa de la época recoge una de la Cruz Roja en 1909, la de ochenta socios y familiares del Nàstic en 1917, la de la Agrupación Excursionista Montsant de 1930 para poner una placa en homenaje a Joan Guinovart, propietario de la finca, o un banquete en honor al tarraconense Marcel·lí Domingo, ministro de Educación Pública, el año 1931.
Encuentro familiar a finales de los años 40
La imagen corresponde a un encuentro familiar que tuvo lugar en la Fuente del Garrote a finales de los años 40. Formó parte de la exposición Caja de Zapatos, organizada por el Ayuntamiento y que contó con la colaboración de tarraconenses que aportaron fotografías de sus fondos particular. La de la izquierda pertenece a Jordi Albiol, quien se encuentra al lado de la chica que lleva una gorra blanca, su cuñada. Algunas de las personas, las de más edad y el material para hacer la paella llegaron en camión. Él, a pie, después de caminar una hora.