Rafel Gabriel: «Las fuerzas vivas de la ciudad salvaron el Teatro Romano»
Este año se cumplen 40 años de las movilizaciones para evitar que se construyeran pisos en los terrenos del Teatro de Tàrraco
Rafel Gabriel, presidente honorífico de la Reial Societat Arqueológica Tarraconense, tiene 76 años. Cuando tenía 36, protagonizó una de las primeras movilizaciones en la ciudad de Tarragona, después de la República. Y lo hizo para defender el Teatro Romano, en el cual el pasado lunes empezaron las obras de mejora. Durante unos años, los terrenos del Teatro Romano de Tàrraco, ubicado en la Parte Baja de la ciudad, fueron propiedad de una empresa que fabricaba aceite. La construcción de estas instalaciones acabaron de destruir los pocos restos romanos de la zona. La empresa vendió el solar, que pasó de manos en manos hasta llegar a una cooperativa. Fue entonces, el año 1977, cuando se empezaron a construir pisos en los terrenos del Teatro Romano.
Un grupo de arquitectos, con la colaboración de la Reial Societat Arqueológica Tarraconense, aquella época presidida por Rafel Gabriel, iniciaron una campaña para evitar la construcción de pisos en aquellos terrenos y conservar los restos del Teatro Romano. Eso, este año, hace 40 años. Rafel Gabriel, Antoni Pujol y Josep Maria Milà son algunos de los nombres propios que activaron esta campaña, que tenía por nombre: Salvamos el Teatro Romano. Después de 40 años de aquellas manifestaciones, la Generalitat y el Estado han decidido iniciar las obras que prevén la adecuación de la zona de las gradas y la instalación de una estructura que reproducirá la cávea, con la finalidad de facilitar la comprensión y magnitud del monumento.
Volvemos al año 1977. El grupo de arquitectos y la Reial Societat Arqueológica Tarraconense consiguió aglutinar a la sociedad civil en sus reivindicaciones. «No sabría explicar cómo fuimos capaces de reunir y sensibilizar a tantas personas. Teníamos el apoyo de personalidades importantes en el mundo de la arqueología, el movimiento vecinal acababa de estallar y los partidos políticos se estrenaban», explica Gabriel, quien añade que «fue la sociedad civil, el pueblo y las fuerzas vivas de la ciudad las que consiguieron que el Teatro de Tàrraco no desapareciera.
Las manifestaciones y reivindicaciones para evitar la especulación de la zona pasaron factura a los instigadores. Recibieron amenazas de muerte y pintadas de grafitis en las paredes del Teatro por parte de aquellos que veían que sus ahorros peligraban en caso de que finalmente se parara la obra. Y así fue. Después de meses de lucha, el gobernador civil de aquel momento dio la orden de parar las obras. «Actualmente, todavía se pueden ver los cimientos que se empezaron a construir», explica Gabriel, quien añade que «los que nos amenazaban de muerte, finalmente entendieron que no teníamos ninguna intención más que preservar nuestro patrimonio. Al final nos hicimos amigos».
Rafel Gabriel explica la historia de manera apasionada. Han pasado 40 años, pero lo recuerda como si hubiera pasado ayer. Gabriel asegura que cuando pasa por delante del Teatro Romano siente satisfacción, «todo y que relativa, ya que ha sido abandonado mucho tiempo».
La Parte Baja, el paseo romano
Rafel Gabriel explica que «urbanísticamente, toda la zona que va desde la plaza de la Media Luna hasta las termas de la calle Sant Miquel, ocurre un paseo romano que se tendría que conservar». Según el presidente honorífico de la Reial Societat Arqueológica, es importante «liberar los almacenes que hay en la Parte Baja de la ciudad». Hay un ninfeo (una gran piscina), unas termas y fuentes, entre otros. «Soy consciente de que nos encontramos en una época difícil donde los presupuestos son ajustados, pero tenemos que valorar el patrimonio, ya que es el principal atractivo de la ciudad», concluye.