La Guerra Civil acabó con la incipiente celebración de fallas en Tarragona por Sant Joan

El inicio de la Guerra Civil el año 1936 hizo acabar con la incipiente actividad fallera en Tarragona. Durante cuatro años, la ciudad quemó sus fallas por Sant Joan. Se puede decir que, si no fuera a causa del conflicto bélico, quizás hoy Tarragona seguiría siendo ciudad fallera. La primera convocatoria se llevó a cabo el 24 de junio de 1933. Un año antes, un grupo de trabajadores del sector ferroviario provenientes de Valencia inició las gestiones para organizar las tradicionales fiestas falleras en la ciudad de acogida. Esta iniciativa animó a mucha gente y el año siguiente se constituyó una comisión fallera. La primera falla, L'Estació Central, se plantó a la entonces conocida como Rambla del 14 de Abril.

Las fallas llegaron a Tarragona aprovechando una corriente impulsada desde una entidad de Valencia para exportar esta actividad festiva, hasta el punto que se hicieron fallas en ciudades como Madrid y París.

La primera

La Falla de l'Estació Central inauguró la serie. Hacía diez metros de altura y ocho de longitud, y estaba iluminada. Entre los elementos que la formaban, destacaban un puente de estilo romano, sobre el cual había una tortuga y una alegoría de la estación de ferrocarril que desde hacía años se quería construir en Tarragona y que se quedó en un proyecto. El segundo año de fallas vio cómo se plantaban seis en espacios céntricos de la ciudad como la Rambla y las plazas del Fòrum, Prim y Corsini. El programa de actividades duraba cuatro días, del 22 al 25 de junio. El de 1935 incluía concursos de bandas, castillos de fuegos, bailes, la Carrera Ciclista William Taren, una carrera de toros, una verbena en el campo del Nàstic y un cuerpo con carrozas, entre otras propuestas.