Roban a un ciego 98 cupones por valor de 318 euros y la ONCE le hace pagar
El vendedor ha llevado a juicio a la compañía, todo denunciante que les descuentan del sueldo si no sufren violencia o intimidación
Lluís Ortiz sufre una retinosis pigmentaría, una enfermedad ocular degenerativa que lo alejó de su gran pasión, la docencia, a mediados de los años 90. «Cada vez iba perdiendo más vista y llegó un punto de lo que pude seguir dando clases. Fue cuando entré en el ONCE», recuerda. Hace más de 20 años que está en el Organización Nacional de Ciegos Españoles, domina el trabajo a la perfección –de hecho ha tenido cargos de responsabilidad a la institución– y, de repente, ahora, se encuentra con el menosprecio de la compañía.
El hechos se produjeron el 9 de julio de 2015. Lluís –cómo lo conocen los compradores de su casita de Ramon y Cajal esquina con Jaume I-, se disponía, como cada mañana, a colocar todos los cupones en el escaparate, en el cristal. Tiene la costumbre de abrir la ventanilla tan pronto como llega, con el fin de estar operativo desde un primer momento para cualquier peatón.
«Tenía los fajos de cupones en la parte anterior del mostrador, muy cerca de mí. En un momento determinado, cuando intenté coger más, noto que están desplazados de cómo yo los tenía. Automáticamente, los cojo todos y empiezo a revisar. Es cuando me doy cuenta de que me faltaban los cupones de los viernes, un total de 90, que sumaban 270 euros. Además, detecto que también se han llevado 8 cupones de un sorteo especial, lo que suma un total de 318 euros,» desarrolla, todavía ahora con tristeza.
Ortiz, alertado, pidió ayuda a los ciudadanos que pasaban por delante de la caseta, «intentaba averiguar si alguien lo había visto, pero nadie sabía nada». Inmediatamente se comunicó con el jefe de juego de ONCE en Tarragona con el fin de avisar de los hechos. El vendedor facilitó los números las series sustraídas, esperando que la compañía las pudiera anular, ya que el sorteo era para el día siguiente y todavía había, teóricamente, tiempo. Pero no fue así: las dio por vendidas.
Sin violencia, tienen que pagar
El ONCE puso en marcha los trámites administrativos para verificar si el seguro contratado cubría este hurto, pero la respuesta fue negativa por parte de la aseguradora, tal como ya le había pasado en un hurto anterior, en el 2012.
«Sólo cubre aquellos casos donde hay robo con violencia, intimidación o forcejeo», asegura Ortiz. Eso significa que, si el vendedor hubiera intentado evitar el hurto, no habría tenido que pagar lo que le robaron. Algo difícil teniendo en cuenta que se trata de una persona con ceguera total. Si yo soy uno discapacitado físico con una coixera, por ejemplo, y veo que una persona intenta entrar en mi caseta, yo defenderé los cupones y, por lo tanto, habrá un forcejeo, y no me lo harán pagar a mí. ¿Sin embargo, si yo no lo veo, cómo lo puedo defender?», se lamenta Ortiz. De aquí que el antiguo profesor denuncie que las personas con una discapacidad visual que trabajan vendiendo cupones al ONCE están en desigualdad de condiciones con respecto a los que sufren una discapacidad física, «la póliza que tiene contratada el ONCE nos está discriminando negativamente».
De hecho, Ortiz explica a Diario Más que otros vendedores con ceguera de la ciudad de Tarragona también han sufrido episodios muy similares, pero han preferido esconderlo y poner el dinero de su propio bolsillo por los cupones que les han robado «por vergüenza o para no tener la suficiente fortaleza para plantar cara a la empresa». Así, el vendedor calcula que estos casos se repiten continuamente a todo el Estado, por lo que reclama a ONCE que modifique la póliza con la compañía aseguradora con el fin de darles una mayor protección. Ahora, Lluís Ortiz ha escogido la vía judicial para conseguirlo, mediante el gabinete de abogados que el sindicato en el cual está afiliado, la CGT de Tarragona, ha puesto a su disposición.
Este último jueves tuvo una vista en el Juzgado del Social de la avenida de Roma contra el ONCE. Yo no lo he ido a juicio por los 318 euros que me han descontado, lo hago para conseguir un trato diferencial en los hurtos que se cometen con personas ciegas. Aparte, que quede claro que no yo no voy contra la empresa, al contrario, yo quiero que le vaya bien para que pueda contratar a muchos trabajadores ciegos, asegura Ortiz. Una sentencia que se conocerá en unas semanas, y que, en caso de serle favorable, podría crear precedente y marcar jurisprudencia en futuros casos.
El ONCE lo acusa de negligente
La compañía indica que no se hizo cargo de la cantidad sustraída porque la empresa aseguradora, responsable de realizar el dictamen, consideró que se trataba «de una negligencia del trabajador». Según el ONCE, Ortiz tendría que haber tenido los fajos de cupones en otra zona del mostrador, fuera del alcance de los peatones, o no abrir la ventanilla hasta tenerlos todos colgados en el cristal. Un argumento que sorprende al afectado: «Abro desde uno primer momento para poder vender más y crearle un beneficio a la compañía y me culpan. Aparte, yo nunca he recibido ningún comunicado oficial, con acuse de recibo, en lo que se me diga que tengo que tener la ventanilla cerrada o donde tengo que colocar los cupones», dice.