Diari Més

Una medallista paralímpica se convierte en sirena gracias a la Academia de Sirenas de Tarragona

Los fundadores de la escuela tarraconense hicieron realidad el sueño de la joven nadadora en Tenerife

La nadadora Michelle Alonso, a la izquierda, y la responsable de la escuela de sirenas, Susana Seuma, a la derecha, con las colas de sirena.

Una medallista paralímpica se convierte en sirena gracias a la Academia de Sirenas de TarragonaCedida

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Michelle Alonso Morales, de 22 años y de Tenerife, es una nadadora paralímpica, con discapacidad intelectual, poseedora del Récord del mundo de los 50 y 100 metros braza, y oro en los Juegos de Londres 2012 y Rio 2016. También ha sido mejor deportista femenina del año en Tenerife 2012 y 2013, y Medalla de Oro de la Real Orden del mérito deportivo del Consejo Superior de Deporte.

Su sueño siempre ha sido convertirse en sirena. Empezó a nadar a los 7 años, y su vinculación con el agua le ha hecho ser seguidora de este mundo mitológico desde entonces. De hecho, los medios de comunicación deportivos la conocen como 'la Sirenita de Tenerife', ya que le gusta que le llamen así. Con el fin de poder hacer realidad el sueño de la joven, se inició una campaña de micromecenazgo con el nombre #coladesirena con el fin de conseguir 5000 euros y hacerse una cola de Sirena en Estados Unidos. Pero tan sólo consiguieron recaudar el 3%.

Después de este pequeño fracaso, conoció la existencia de la Academia de Sirenas de Tarragona. Contactó con la escuela a través de las redes sociales, y dio la casualidad de que entonces los fundadores del centro estaban en Tenerife en un viaje de trabajo. En aquel momento se decidió hacer realidad el sueño de Michelle. El encuentro ya ha tenido lugar, y se ha realizado este mes de enero en Santa Cruz de Tenerife, en el club deportivo donde entrena a la nadadora. Michelle escogió una cola de sirena de color rosa para poder nadar. Amigos y familiares compartieron el momento con la joven, que no paraba de reír y saludar a todas las personas que presenciaron los chapuzones de la sirena. La mirada de Conchi, la madre de Michelle, reflejaba agradecimiento y felicidad, mientras que Juan, su padre, cámara en mano, no paraba de fotografiarla.

«Me siento como un pez en el agua». Así es como valoraba la experiencia la joven nadadora, que reconocía que había cumplido su sueño. Sirenas Mediterranean Academy le entregó su certificado de Sirena y fue bautizada con el nombre, escogido por ella misma, de 'Sairen', en honor a una serie japonesa que le encanta. Michelle confía en que las sirenas existen, y nadie se lo puede negar, porque ella misma es una sirena.

La joven sirena en la piscina con la cola de color rosa.

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