Onada estrena un comedor social y promueve huertos en el Espacio de Encuentro

El Espacio de Encuentro que la Fundació Onada gestiona en Campclar ha incrementado las propuestas dirigidas a personas con discapacidad y este mes de enero ha inaugurado un comedor social. Además, como resultado del éxito alcanzado por los huertos que ha creado en su terreno, ahora se plantea hacer elevados, destinados a personas que utilizan silla de ruedas.

La gerente de la Fundació, Marta Tutusaus, informó ayer de que, desde que el centro abrió puertas a Campclar en el 2012, «tenemos nuevas oportunidades y podemos crear nuevos servicios». Ahora, cerca de quinientas personas, entre voluntarios, monitores, personal contratado y usuarios se han hecho un sitio en un barrio que «nos acogió con los brazos abiertos».

Entre las últimas novedades de la Fundació, Tutusaus destacó el apertura de un comedor este mes de enero, llevado por trabajadores discapacitados. El nuevo servicio está abierto a todas las personas que acuden en el Espacio de Encuentro de la calle Riu Llobregat y, también, a jóvenes estudiantes de entre 12 y 16 años que pertenecen a familias con dificultades económicas. Mercè Jiménez, responsable del comedor, comentó que «acabamos de empezar este servicio y ahora viene una chica de doce años, pero queremos acoger a unos diez estudiantes que, además de comer aquí, puedan participar de nuestras actividades en el ámbito de un plan de integración social».

Una de las cocineras es María López, quien dijo que «atendemos a unas sesenta personas, cada día hacemos un menú diferente, también de régimen, y para nosotros es una satisfacción cocinar para ellos».

Huertos a petición de los vecinos

Marta Tutusaus destacó la interacción que se ha establecido con los vecinos. Fue precisamente una propuesta que llegó del exterior que derivó en la creación de huertos sociales. «Tenemos catorce», dijo la gerente, quien anunció que «ahora queremos hacer elevados para que se encarguen personas en sillas de ruedas».

La responsable de los huertos, Anna Trillas, comentó que «teníamos un espacio al aire libre desperdiciado y nos propusieron dedicar una parte en cultivo». Los destinatarios «son vecinos que, de esta manera, pueden tener acceso a alimentos frescos que ellos mismos» han «cultivado», dijo.

La Fundació también organiza actividades de cocina, artísticas, de nuevas tecnologías y de salud y bienestar. «Las actividades van cambiando. Este martes empezó una de repostería», explicó Marta Tutusaus.