Filtraciones de agua en el Museo de Historia estropean el cuadro de Enriqueta

El cuadro de Enriqueta de Castellarnau, unos de los personajes más conocidos del inmueble de la calle Cavallers y la última propietaria del palacete que actualmente alberga la sede del Museo de Historia, sufrió desperfectos a causa de filtraciones de agua. Los efectos negativos obligaron a someter el retrato a trabajos de restauración. El Ayuntamiento ha adjudicado esta tarea a Clara Bailach por un importe de 1.790 euros. El motivo de la afectación que obligó a llevar el cuadro al taller de restauración parte de desprendimientos en el rebozado de la fachada sur de Casa Castellarnau, como consecuencia del episodio de lluvias del pasado 22 de noviembre de 2016, según ha trascendido ahora.

El efecto del agua al cuadro implicó la pérdida de capa pictórica en algún punto y, en otros, un escatamento. Según el Ayuntamiento, no afectó la integridad de la obra realizada por el pintor Antoni a Torres Fusté, nacido en Tarragona en 1874 y que murió en Barcelona en 1945.

Las lluvias provocaron que se filtrara el agua del exterior a la conocida como Sala Amarilla del piso noble del inmueble de la calle Cavallers. El Ayuntamiento ha informado de que en esta sala se encontraba expuesto el retrato en el óleo de la niña Enriqueta de Castellarnau, que quedó directamente afectado por estas filtraciones. Personal del Museo de Historia advirtió al estado de degradación del cuadro y procedió a retirarlo al depósito de reserva, donde se desmontó del marco para favorecer la evaporación de la humedad concentrada en un ambiente de baja humedad relativa del aire.

El paso siguiente fue alertar a los servicios de mantenimiento del Museo para llevar a cabo las tareas necesarias para reparar el sector de la fachada del edificio por donde entró el agua. La filtración evidencia que la Casa Castellarnau tiene puntos débiles.

El fantasma de la casa

Una leyenda urbana habla de la existencia del fantasma de una niña en la Casa Castellarnau. Incluso cuando el palacete estaba deshabitado se oían voces de niña que surgían del interior del inmueble. La voz popular las atribuía al fantasma de Enriqueta de Castellarnau. En 1954, cuando tenía 51 años, la propietaria del inmueble lo vendió al Ayuntamiento, que años más tarde decidió ubicar los servicios administrativos del Museo de Historia. El edificio se construyó el siglo XV encima de restos más antiguos y acogió a Carlos I durante una visita a Tarragona.