«Si la Nunciatura no nos contesta, llegaremos hasta Roma»
Josep Maria Fortuny, ex subprefecto de la Sangre, habla sobre la polémica entre la junta destituida y mosén Queraltó
Josep Maria Fortuny era el subprefecto de la Junta Directiva de la Real y Venerable Congregación de la Purísima Sangre, que fue destituida en septiembre del 2015 en medio de una polémica encarnizada entre mosén Queraltó y la junta destituida. Dos años después, la pugna continúa.
—Qué han pedido a la Nunciatura?
—hemos interpuesto una querella contra mosén Queraltó porque queremos que nos justifique las calumnias e injurias que ha dicho sobre la junta destituida, de la cual yo formaba parte.
—Qué dijo?
—Dos meses después de habernos cesado, según él porque había perdido la confianza en nosotros, nos acusa, en una rueda de prensa, de una mala gestión económica y social. Decía que había una deuda de 16.000 euros.
—Y eso es verdad?
—No. Por eso pedimos que nos justifique estas acusaciones. Le hemos pedido a él muchas veces, pero no nos contesta. De hecho, mosén Queraltó formaba parte de esta junta, era el prefecto.
—Y ahora quién hay al frente de la entidad?
—Un subprefecto puesto en dedo y una junta que no se ha ratificado, tal como marcan los estatutos.
—Si la Nunciatura no los contesta, cuál será el siguiente paso?
—La Nunciatura es el órgano que representa al Papa de Roma a España. Sin embargo, si no nos contestan, tramitaremos la querella directamente en Roma. Todos los miembros de la junta destituida tenemos nuestro prestigio y no podemos permitir que se nos acuse de una cosa que no hemos hecho. De momento, sin embargo, esperaremos uno o dos meses a ver si la Nunciatura se pronuncia. Parece ser que todo el mundo calla.
—Cuál ha sido el papel del Arzobispado?
—Al fin y al cabo es a quien decide. Creo que les han explicado una versión y se lo han creído. De eso nos quejamos. A nosotros nadie nos ha preguntado nuestra versión. No nos han escuchado.
—Porque piensan que los cesaron?
—En la Sangre hay un conflicto desde hace veinte años, sobre si la entidad tiene que contar con mujeres o no. Queríamos que el Arzobispado se pronunciara al respecto. Y la idea no gustó. Nosotros pedíamos que, o la Sangre incorporaba mujeres o la Soledad entraba a formar parte de nuestra entidad. Tensamos la cuerda y se rompió.
—Eso es importante.
—Claro. Los estatutos se tienen que adaptar a los nuevos tiempos, no nos podemos quedar en el siglo XIX. Hay familias que, durante la procesión del Viernes Santo, los hombres salen a las nueve de la noche y las mujeres a las once. Eso no es lógico. El resto de entidades ya se han modernizado.
—Se sienten cómodos actualmente a la asociación?
—No. Digan lo que digan, la Sangre es una entidad dividida. Y a la junta general, celebrada la semana pasada, se pudo comprobar.
—Qué pasa ahora con la fachada de la iglesia de Nazaret?
—se tiene que rehabilitar porque se está desprendiendo. En un principio, nos dijeron que costaría unos 19.000 euros, sin embargo, el pasado mes de diciembre, la junta actual convocó una asamblea general para conseguir el permiso de la entidad y, así, estar legitimados para pedir un crédito de 75.000. Por eso nos reunieron. La sorpresa llegó cuando nos dijeron que finalmente las obras costarían unos 120.000 euros.