Las reivindicativas 'Chicas de Oro' de la Canonja llegan en Tarragona
Este año cargan contra los bancos, las pensiones precarias, la falta de futuro para los jóvenes y la corrupción
Quien le tenía que decir al conocido educador social Francis Montero que el cursillo de teatro que arrancaba, sin hacer demasiado ruido, ahora hace 18 años en el casal de las personas mayores de la Canonja se acabaría convirtiendo en el fenómeno de la fiesta mayor de invierno de la localidad. Tanto es así, que las suyas Chicas de Oro, de entre 56 y 85 años, se preparan a estas alturas para dar el salto en la capital tarraconense. Mañana por la mañana actúan en el salón de actos del instituto Vidal i Barraquer ante unos 130 alumnos de dos ciclos formativos. La gracia y la naturalidad de estas 14 estrellas canongines brilla encima del escenario de una forma espectacular con los guiones del educador, que este año son especialmente ácidos y corrosivos: acarrean contra todo y contra todos. En la obra No me cuentes cuentos narran cuatro relatos populares pero adaptados a la realidad que, en la opinión de las veteranas, vive el país. El primero de ellos llamado Laso tres cerditas y el banco feroz refleja la sacudida que produjo el estallido de la burbuja inmobiliaria: ¡«Tres casitas más para mi colección»!, dice en la obra Maria Santamaría, encarnando a un lobo banquero.
En el segundo de los relatos, denominado La caperucita encarnada, la abuelita que la pareja y la jubilación feroz, las chicas de oro muestran la precariedad que muchas ancianas viven después de toda una vida de trabajo: «Es una abuela que con 80 años se ve obligada a trabajar limpiando un restaurante de comida rápida porque no le ha quedado una pensión suficiente para vivir. La caputxeta tiene que llevar comida a su abuela para que tenga fuerzas para seguir trabajando», explica Pilar Bemar, de 68 años, quién se pone encantada en la piel de la joven y de dos personajes más.
El tercer cuento aborda la precaria situación que sufren sus nietos y la juventud en general. Hansel y Gretel son ahora unos Ni-ni que las protagonistas rápidamente han transformando en unos Amb-Amb: «Con ganas de trabajar, con ilusión, con mucha formación y con sentido común, este que a veces tanto les falta a los grandes», asevera Juani Camacho, quien para la ocasión viste tan moderna como cualquiera de los chicos y chicas de hoy día.
La última narración versiona el famoso relato d'Alí Babá y los 40 ladrones, pero ellas lo multiplican con Alí Babá y los 4.000 ladrones, y es que, según desarrolla Bemar en la obra, «este cuento ya no hace falta situarlo en el lejano oriente, ahora eso podría pasar a cualquier ciudad, o mejor dicho, ya» está «pasando».
Como colofón final, Las Chicas de Oro relatan la moralina del cuento en un tono muy reivindicativo que se llevó, en la primera representación en la Canonja el último 22 de enero, una amplia ovación del respetable: «Por una sanidad y una educación de calidad, por una vivienda digna, por una nevera llena, por un salario justo... ¡Que triste es ser pobre y vieja! ¡Mira bien lo que firmas y el qué no! Que nadie se quede contigo ni con los tuyos. Cotiza y mira por tu futuro si no quieres hacer los 90 años y seguir trabajando»!.
Amplia repercusión en el municipio
Tratando sin pelos en la lengua temas tan trascendentales, no es de extrañar que año tras año congreguen a varios centenares de personas a la representación del municipio, y que en los días posteriores decenas de vecinos las paren por la calle para felicitarlas por la obra. Ellas y su director de orquesta aseguran sin embargo, que lo mejor es el trabajo de preparación: todos los miércoles del año se reúnen en el casal para dar forma a la obra del siguiente ejercicio y entre tareas de redacción y memorización aprovechan para reírse y disfrutar de la compañía explicándose lo que se los ha ofrecido la última semana.
«Somos más que amigas, somos una familia y Francis lo es todo para nosotros,» relatan las estrellas. Con todo, vale a decir que el más divertido de los ensayos es el tierno padecimiento del educador: ¿«Maria, dónde miras? ¡De cara al público»! ¡o «Ascensión! Dame el papel, no lo leas»!.