Un arqueólogo reclama a la Justicia cubrir una plaza en el Museo de Historia
César Pociña pregunta al Ayuntamiento de Tarragona que haga efectiva una bolsa de trabajo existente, «cómo siempre se ha hecho»
El abogado del arqueólogo César Pociña ha comparecido ante el Juzgado Contencioso Administrativo para reclamar una plaza que ha cubierto el Museo de Historia y que ha sido dada a otra profesional. Pociña, quien la solicitó, considera que le corresponde este puesto de trabajo y reclama «el cumplimiento de la normativa, ya que se tendría que hacer valer una Bolsa de Trabajo del 2009 en la cual participé».
Aunque la información ha trascendido ahora, los hechos, denunciados el pasado 23 de diciembre en el Juzgado, tienen su origen en un decreto dictado por el Ayuntamiento, con fecha del 26 de octubre del 2016, en el cual se notificaba que desestimó el recurso de reposición que interpuso Pociña contra la convocatoria y aprobación de las bases que rigieron el proceso selectivo libre para disponer de una bolsa de arqueólogos.
Según ha explicado Pociña a Diari Més, «las vacantes en el Museo de Historia siempre se han cubierto con una bolsa de trabajo anterior y, en mi caso, dicen que una en la cual participé, curiosamente ha caducado, cuando el pasado verano trabajé para este museo». «En el nuevo proceso, convocado como si fuera un concurso, hecho que significaría que quien se lleva la plaza es quien más currículum tiene, no se ha cumplido este apartado porque no pidieron el currículum e hicieron dos pruebas, una escrita y una oral, en laa que también me presenté».
En la argumentación de los hechos, el abogado del arqueólogo recuerda que Pociña «ya ha trabajado para el Ayuntamiento como interino subalterno, cubriendo bajas que se han producido, y que se presentó al proceso selectivo libre por la provisión de una plaza de arqueólogo, segundo las bases que regulan el proceso, publicadas en el BOP de Tarragona el 23 de enero del 2009, resultando que mi representante aprobó las diversas fases y pruebas». César Pociña «quedó integrado en la citada bolsa, en primer lugar, al haber obtenido la mejor puntuación después de los dos participantes en que obtuvieron las plazas convocadas», y, según la opinión que defiende, «esta bolsa sigue siendo vigente dada que no se estableció ningún plazo», ha explicado el letrado.
El criterio
El abogado de Pociña afirma en el escrito que «sorprende que este criterio –por lo visto no válido en el caso demandado por Pociña- ha estado seguido por parte del Ayuntamiento, quien recientemente ha cubierto una baja que se produjo por parte de un arqueólogo. La plaza fue ocupada por otro que estaba incluido en una bolsa de trabajo anterior al corriente que nos ocupa». «Y decimos que sorprende –ha añadido el abogado– porque, a pesar de ser el criterio que ha estado seguido por parte del Ayuntamiento hasta la actualidad, no se ha efectuado con los mismos criterios en el procedimiento que nos ocupa». «Las vacantes tienen que ser cubiertas por los integrantes de la comentada bolsa de trabajo», ha agregado.
El abogado de Pociña recuerda que «a final del mes de septiembre del 2016 quedó vacante una plaza de arqueólogo y se tenía que acudir a la bolsa de trabajo para cubrirla, siendo sorprendido mi representado cuando se le informó de que la comentada bolsa de trabajo había caducado, sin manifestar el motivo o la razón fáctica o de derecho». «Paralelamente, el Ayuntamiento convocó un nuevo proceso selectivo, que a pesar de estar anunciado como concurso, en realidad no lo fue, dado que consistía en un examen escrito y otro oral, sin ningún tipo de valoración curricular, siendo absolutamente irregular su ejecución al permitir en el examen el uso de ordenador portátil».
Escrito sin respuesta
El pasado 3 de octubre del 2016, César Pociña, mediante el Registro Municipal, remitió una carta al alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, donde le detallaba los hechos ocurridos y reclamaba «el nombramiento para ocupar plaza vacante como arqueólogo, en caso de que se produzca, en cumplimiento del previsto en la base primera del proceso selectivo con fecha de 7 de enero del 2009».
El arqueólogo ha explicado a Diari Més que el escrito «nunca fue respondido y, lo que es más grave, mi solicitud no fue tramitada y, por lo tanto, no generó ningún expediente». Pociña remarca que «cuando había pasado un mes de la presentación, el jefe de personal reconoció a mi abogado que yo tenía el derecho a la plaza, pero que no me la darían porque el nuevo proceso estaba muy adelantado». Pasados tres meses, «mi abogado volvió a pedir el expediente para poder adjuntarlo a la denuncia, y la misma persona le reconoció que no habían cursado el expediente por qué no tenían la intención de contestarme y que el proceso ya estaba iniciado».
Pociña dice que el verano antes «trabajé en recintos del Museo de Historia como resultado de una bolsa de trabajo anterior y, antes de este caso, cubrieron otra baja con una bolsa de trabajo previa a la mía».