La falta de espacio en Corsini podría dejar fuera a los marchantes menos antiguos
La nueva ordenanza regula que en caso de que, el traslado del mercadillo comporte la reducción del número de puestos, se suprimirán los más nuevos
La nueva ordenanza reguladora de la venta ambulante en Tarragona contempla que, si el traslado del mercadillo en la plaza Corsini comportara la reducción del número de puestos o de su superficie, se aplicaría el criterio de antigüedad para suprimir algunos. Los menos antiguos serían los primeros en ser eliminados. En caso de que se tenga que reducir la superficie de las paradas, por falta de espacio, la adjudicación tendría que atender a criterios de proporcionalidad. Así pues, la falta de espacio en plaza Corsini, podría dejar fuera a los marchantes menos antiguos. Así lo marca la nueva ordenanza reguladora de la venta no sedentaria que propone el Ayuntamiento y que, actualmente, se encuentra a exposición pública.
Hasta ahora, Tarragona no contaba con ninguna normativa que regulara la venta ambulante, pero una directiva europea ha obligado a los municipios a marcar las condiciones que regulen los mercaillos. «Es importante reglamentar este tipo de venta, tanto con respecto a la imagen como a aspectos más funcionales. Además, con el traslado del mercadillo en la plaza Corsini, la historia todavía tiene más sentido», explica la concejala de Comerç, Elvira Ferrando.
La ordenanza también establece los horarios de las paradas del mercadillo, que se tendrán que instalar desde las siete de la mañana hasta las nueve y se tendrán que desmontar de tres a cuatro de la tarde, exceptuando aquellos mercadillos que tengan permiso para vender mañana y tarde. Por otra parte, la normativa marca que las operaciones de carga y descarga «se tienen que realizar con la máxima celeridad posible, con la finalidad de favorecer el paso en el resto de paradistas», dice la ordenanza. Con respecto a las autorizaciones, ninguna persona física o jurídica podrá ser titular de un número de paradas superior al 10 por ciento del número total del mercadillo. Además, el Ayuntamiento tendrá que entregar a los titulares de las paradas una tarjeta de identificación que acredite la autorización, con número y dimensión del puesto.
Los marchantes tendrán que haber alcanzado el nivel B de lengua catalana y el nivel elemental de lengua castellana. Para el sector, una de las principales novedades que aporta esta nueva normativa es la posibilidad de traspasar la parada, cosa que antes no se podía hacer. «Antes, el negocio sólo podía pasar de padre a hijo. Ahora, con la nueva ordenanza, hay más posibilidades, aunque siempre siguiendo unos requisitos», explica Enric Daza, presidente de la Associació de Marxants de Tarragona. Una de las condiciones principales es que la persona adquirente tendrá que continuar con la misma actividad comercial que su antecesor. Con esta normativa, las autorizaciones tendrán una duración mínima de 15 años. Estos permisos podrán ser revocados, sin derecho a indemnizaciones, si se venden productos falsificados, por acumulación de sanciones o por una causa de interés público. Por último, la ordenanza obliga a constituir una entidad de representación de los marchantes como único interlocutor delante de Espimsa. Actualmente, hay más de una.
Los marchantes, enfadados
El presidente de la Associació de Marxants de la provincia de Tarragona, Josep Joaquim Gómez, se muestra disgustado con el trato que está recibiendo el sector por parte del Ayuntamiento y de Espimsa. «No conocemos en qué estado se encuentra el nuevo Mercado ni cómo es el proyecto previsto para urbanizar la plaza Corsini. Nos hemos enterado de que falta poco para trasladarnos por la prensa, pero de momento no sabemos nada más», asegura el presidente, quien añade que «tendrían que contar más con nosotros».