Dieciocho paradistas del Mercado Central se muestran contrarios al nuevo horario
Los comerciantes más pequeños denuncian que tendrán que asumir jornadas de 14 horas diarias porque no tienen recursos para contratar además personal
ESPIMSA, la empresa municipal que gestiona los mercados de la ciudad, tiene entre las manos una nueva bomba de relojería. Un total de dieciocho paradistas del Mercado Central se niegan a cumplir con los horarios que el Ayuntamiento pretende instaurar a partir de la reapertura. La compañía pública remitió, a mediados de febrero, a los propietarios de cada parada, un documento en el cual se los informaba de los horarios definitivos de apertura: de 8.30 h de la mañana a 21.15 h de la noche, de lunes a sábado. ESPIMSA ofrecía dos opciones aparte, con algunas horas menos, para los comerciantes que lo desearan: cerrar al mediodía de 15.30 h a 17.00 h abriendo cada día; o bien cerrar el sábado por la tarde, haciendo jornada ininterrumpida el resto de días. Para los pescaderos se había dispuesto la posibilidad de abrir cada día ininterrumpidamente a excepción del lunes por la mañana.
Ninguna de estas opciones contenta a los 18 paradistas, que han optado por devolver el documento oficial con una nota escrita a mano, rechazándolo. «No estoy de acuerdo con ninguno de los horarios anteriores», ha plasmado Josep Cruces, del Chiringuito del Mercado en el papel. En vistas que la apertura ya es inminente y que ESPIMSA no mueve fija, este último viernes, el grupo de paradistas presentó una instancia formal, firmada por todos los interesados, pidiendo que la empresa «se replantee el horario, y permita a los paradistas un horario más flexible». Según el escrito, los comerciantes no se ven capaces de alcanzar los horarios a causa de las condiciones de sus negocios.
Y es que todos los paradistas que se han unido en esta reclamación –básicamente establecimientos de carne, verduras y restauración– regentan pequeñas paradas, gestionadas de forma familiar, con poca capacidad para realizar nuevas contrataciones. Dicen que cuando abrimos todo el día subirán las ventas y podremos contratar a más gente, pero nosotros no creemos que suban más de un 20%. Eso no me justifica de ninguna manera un contrato», razona Marcel Guiu, quien posee una frutería en el mercado. También es el caso de Conchita Albesa, que regenta una tienda de aves de corral ella sola. Explica en Diario Más que es del todo imposible que pueda costear a un empleado para cubrir el nuevo tramo de apertura a lo que los obligan: «Ya voy lo bastante justa para vivir con lo que gano ahora, para pensar en coger a alguien más. Como mínimo tendría que duplicar las ventas, y no será ni de lejos el caso. ¿Qué quieren que trabaje de 6.30 h de la mañana hasta las 10 de la noche cada día? ¡Es una barbaridad! Cómo lo tengo que aguantar»?. En la misma situación se encuentra la vendedora de champiñones Conxi, que posee una pequeña parada de vegetales.
«Me quedan cinco años para jubilarme y me hacen un enorme destrozo con el nuevo horario. Mi parada es familiar y sólo podemos tener una trabajadora contratada. ¿Qué quieren que haga, que trabaje 14 horas el día, que es el que pasará, con 60 años que tengo? ¡Es 84 horas a la semana! ¿Dónde se ha visto lo visto? Es peor que en los tiempos de la esclavitud. Creo que ya me puedo morir porque si finalmente tenemos que hacer estos horarios, a mí me han metido la vida en el aire», explica indignado Ignasi Sorribes, responsable de una carnicería.
Se enteran por carta
Lo que más ha indignado en este grupo de paradistas es que se hayan tenido que enterar de los horarios definitivos por una carta y que nadie haya consensuado con ellos –según aseguran– la última modificación. «Cuando firmamos los estatutos del nuevo mercado en el 2015, el horario era hasta las ocho de la tarde, y ahora de repente, como una puñalada, nos llega una carta, un mes antes de abrir el nuevo mercado, donde se nos dice que no cerraremos hasta las nueve y cuarto de la noche. Del que nosotros nos quejamos es, de qué no se ha hecho ninguna reunión previa, como sería normal, para decidir qué tipo de horarios son los que nosotros queremos. Nuestros representantes –referido a la Junta Gestora, integrada por paradistas, que negocia con el Ayuntamiento– han hablado por boca nuestra sin consultarnos, en un tema tan importante que afecto la vida familiar de las personas», asegura Guiu, quien se pregunta de dónde sacará el tiempo para ir «al médico, en la peluquería o a comprar ropa» si tiene que estar desde las seis y media de la mañana hasta las 10 de la noche en el mercado.
Confirman que la Junta Gestora no ha mantenido una reunión, para debatir los horarios definitivos con el grueso de los paradistas, otros comerciantes como Fernanda Sánchez, que regenta una frutería, Mila Bassas del establecimiento de restauración o la pollera Albesa, quien al mismo tiempo explica que temen sanciones por parte de ESPIMSA e incluso la retirada de la concesión, si no cumplen lo que se les propone.
«El Ayuntamiento no se ha movido»
La presidenta de la Asociación de Vendedores del Mercado Central, Maria Virgili explica que la Junta Gestora que mantiene la interlocución con el Ayuntamiento, se encuentra entre la espada y la pared en esta situación: «El reglamento se aprobó en el 2015, un mes antes de las elecciones, cuando todavía estábamos negociando. Un miércoles por la tarde estábamos hablando y el viernes lo aprueban. El Ayuntamiento no se ha movido».