El local dedicado a Corea del Norte en Tarragona cierra al público
Sólo se abre los fines de semana «al no poder asumir las obligaciones de horarios y económicas que comportaba»
El único local en Occidente dedicado a Corea del Norte, situada en Tarragona, ha cerrado al público y sólo se mantiene para uso interno de la Asociación de Amistad con Corea, ha informado en Efe a su presidente, Alejandro Cao de Benós.
El local de la Asociación KFA (según sus siglas en inglés) lo impulsó Cao de Benós, que ejerce de delegado especial del gobierno norcoreano bajo las órdenes del Comité de Relaciones Culturales con el Extranjero.
Este tipo de embajada informal del país gobernado por Kim Jong Un abrió en primavera del año pasado en un antiguo bar musical de Tarragona y desde entonces ha sido un lugar de encuentro de personas interesadas en el régimen comunista.
No obstante, el mes de enero pasado se decidió abrirlo sólo los fines de semana «al no poder asumir las obligaciones de horarios y económicas que comportaba», justifica el presidente del KFA, una entidad, recuerda, «formada por voluntarios».
Tampoco el nuevo horario cuadraba con los intereses de los socios de la KFA, porque «muchos vienen de fuera y no les iba bien los fines de semana», por lo que se tomó la decisión de «mantenerlo para uso interno».
A partir de finales de enero, el local se abre a demanda de los socios de la KFA para charlas, encuentros o actividades y otros usos, como por ejemplo, atender los medios de comunicación.
Según los datos de Cao de Benós, la KFA cuenta con 1.500 afiliados -20 de ellos a las comarcas de Tarragona- de 120 países diferentes y en España, ascienden a 350, la mayoría jóvenes de 13 a 25 años, buena parte de ellos estudiantes universitarios.
El local es propiedad de uno de los miembros de la asociación que lo cedió para crear este primer club social de Corea del Norte y los mismos socios se ocuparon de las reformas.
Cuenta con una biblioteca formada por unas 300 revistas, 150 libros y material audiovisual, procedente principalmente de Pyongyang y algunas piezas de la colección personal del delegado del Comité de Relaciones Culturales con el Extranjero.
También dispone de sala de reuniones y, aunque ya no las sirvan al público, de un surtido de productos típicos coreanos y cervezas asiáticas.