Diari Més

Prats valora la opción de abrir una sala de exposiciones en la Quinta de Sant Rafael

El edificio lo construyó el arquitecto modernista Juli Maria Fossas en 1912 y en él residió Puig i Valls, creador de la Festa de l’Arbre en la Península

Edificio modernista de la Quinta de Sant Rafael, obra de Juli Maria Fossas, donde vivió Puig i Valls.

Prats valora la opción de abrir una sala de exposiciones a la Quinta de Sant RafaelCristina Aguilar

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La conversión del edificio modernista de la Quinta de Sant Rafael en un espacio donde hacer exposiciones, podría ser el destino del inmueble que preside el Parc de la Ciutat, si prospera una idea que le ronda por la cabeza a Josep Maria Prats, concejal de Cultura de l'Ajuntament de Tarragona. Prats ha explicado a Diari Més que «se trata tan sólo de una idea».

El edificio construido por el arquitecto Juli Maria Fossas en 1912 hace muchos años que está deshabitado. Desde que se marcharon los últimos residentes, el Ayuntamiento ha sospesado varios proyectos, como destinar el edificio a restaurante o a aula de naturaleza. En este tiempo, ha sufrido ocupaciones temporales e, incluso, en una ocasión se prendió fuego en el interior, estropeando piezas originales como ventanas.

Prats es de la opinión que el inmueble podría convertirse en «un local municipal digno para hacer exposiciones y que la ciudad no tiene, vinculadas al arte de los siglos XIX y XX, y construir un relato modernista teniendo en cuenta que el edificio corresponde a este estilo». Fossas recibió el encargo de Marià Puig i Valls, quien quiso destinarlo a residencia de su hermano Rafael, a un ingeniero forestal que fue el precursor de la defensa de la naturaleza a finales del siglo XIX, fue el propietario de la finca del Pont del Diable y murió a la Quinta de Sant Rafael en 1920.

El edificio tiene 366 metros cuadrados útiles, distribuidos en dos plantas, y una de sus características es una espectacular escalera de caracol. En el 2008, el Ayuntamiento puso una placa conmemorativa dedicada a Rafael Puig i Valls, acto que contó con la presencia de una descendiente de este tarraconense que a finales del siglo XIX introdujo la celebración de la Festa de l'Arbre en la Península. El descubrimiento de la placa fue el elemento simbólico de la finalización de las obras de restauración que llevó a cabo la Escola Taller Puig i Valls, hecha por personas que dieron un curso de clases prácticas y teóricas organizado por el Institut Gaudí de la Construcció.

Los últimos habitantes

Pilar de la Peña Puig fue la última persona que vivió, con su familia, en la Quinta de Sant Rafael. Lo hizo hasta los 28 años. El 11 de diciembre del 2008 participó en el homenaje que Tarragona dedicó a Rafael Puig i Valls. En aquella ocasión, la descendiente del ingeniero forestal dijo que «nunca pensé que llegaría este momento. Me parece muy bien que la ciudad recupere su memoria». «Este homenaje me llena de orgullo», dijo De la Peña Puig, quién recordó que «siempre pensé que el mejor lugar para ofrecerle un homenaje era en esta casa y en el jardín donde pasó muchas horas junto con su querido hermano Marià».

Rafael Puig i Valls fue un pionero. Además de importar la Festa de l'Arbre después de un viaje a los Estados Unidos –la primera se celebró en Nebraska el año 1872, lo mismo en que se creó el primer parque nacional, Yellowstone-, encabezó una liga en defensa del medio natural, se opuso a la tala abusiva de bosques y luchó por la recuperación de paisajes. El año 1902 presentó el proyecto de constitución de un espacio protegido: el Parc Nacional de la Muntanya de Montserrat.

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