Saeta de Fuego quiere que Tarragona vuelva a tener Fallas por Sant Joan
Ha convocado una reunión para el próximo miércoles con entidades de fuego y abierta a todo el mundo para valorar la posibilidad de recuperar esta fiesta
La recuperación de las Fallas que se hicieron en Tarragona los años treinta está cada vez más cerca. El Casal Popular Saeta de Fuego ha convocado para el próximo miércoles en su local de la calle La Nau, a las 19.30 horas, una reunión abierta a todo el mundo para debatir la posibilidad de que la ciudad vuelva a organizar esta actividad festiva relacionada con el fuego que, a pesar de su corta existencia de cuatro años, fue muy popular. El inicio de la Guerra Civil dio por terminada una iniciativa que nació por impulso de unos trabajadores de los ferrocarriles valencianos que la trajeron a la ciudad.
Teresa Mor, representando de Saeta de Fuego, ha informado Diario Más de que «hemos buscado en la hemeroteca y hemos comprobado que las Fallas fueron importantes en nuestra ciudad». El objetivo de la reunión del miércoles es «recuperar las Fallas, si así lo aprueba la asamblea». Si la propuesta prospera, «nuestra intención es que se puedan hacer el próximo» año por falta de tiempo. Saeta de Fuego cree que sí será posible organizar una exposición por los vuelos de Sant Joan donde se muestren fotografías de las Fallas que se plantaron en varias plazas de Tarragona entre los años 1933 y 1936.
Saeta de Fuego ha invitado a asistir a la reunión a «entidades relacionadas con el fuego y a Amigos de la Comunidad Valenciana». Además, la comisión ha expresado su voluntad de contactar con Víctor López, joven tarraconense de diecinueve años que estudia Bellas Artes en Valencia y que desde adolescente construye fallas. Hace dos años, participó en una falla de la Comisión Cuba Literato Azorín, que en la última edición fue la ganadora de la Sección Especial. López, quien quiere dedicarse profesionalmente al ámbito del sector fallero, manifestó recientemente en Diario Más que «me he documentado y he visto fotografías, y puedo decir que quedé alucinado con el gran nivel de las fallas en que se hicieron en Tarragona y que nada tenían que envidiar a las valencianas». «A la larga –dijo este artista constructor de fallas– sería una inversión en turismo, como lo puede ser el Concurso de Fuegos, y la ciudad sacaría un rendimiento económico».
Teresa Mor afirmó que la reunión del miércoles planteará «recuperar esta tradición y hacerlo entre diferentes entidades». Muere recalcó que «es un ámbito a explotar que no sabemos si saldrá adelante o no».
La primera
La Falla de la Estación Central inauguró la serie en Tarragona. Hacía diez metros de altura y ocho de longitud, y estaba iluminada. Entre los elementos que la formaban, destacaban un puente de estilo romano, sobre el cual había una tortuga y una alegoría de la estación de ferrocarril que desde hacía años se quería construir en Tarragona y que se quedó en un proyecto.
El segundo año de fallas vio cómo se plantaban seis en espacios céntricos de la ciudad como la Rambla y las plazas del Foro, Prim y Corsini. El programa de actividades duraba cuatro días, del 22 al 25 de junio. El de 1935 incluía concursos de bandas, castillos de fuegos, bailes, la Carrera Ciclista William Taren, una carrera de toros, una verbena en el campo del Nàstic y un cuerpo con carrozas, entre otras propuestas.
Las fallas llegaron a Tarragona aprovechando una corriente existente a los años treinta e impulsada desde una entidad de Valencia para exportar esta actividad festiva por varios lugares, hasta el punto que se hicieron fallas en ciudades como Madrid y París.