Una cofrade pide participar en la procesión con silla de ruedas

Paqui Bori, una tarraconense de 35 años y miembro de la banda de timbales y cornetas de una cofradía de Semana Santa de Tarragona, pide a los organizadores de la procesión del Viernes Santo poder participar en el acto central de la festividad con silla de ruedas, ya que sufre un problema de salud que no le permite salir con muletas, como otros años. El presidente de la cofradía asegura que, antes de acabar el año, hizo la petición a un miembro de la junta de la Real y Venerable Congregación de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, entidad que organiza la procesión del Viernes Santo, y que la respuesta fue negativa. Paqui Bori explica que «los organizadores dijeron que no podía participar con silla de ruedas, ya que haría retrasar la procesión.»

Bori es una persona muy arraigada a la Semana Santa. Hace más de treinta años que participa y sólo se ha quedado sin poder hacer la procesión en dos ocasiones por cuestiones de salud. «Los dos años que no he podido salir lo he pasado muy mal, no me imagino volver a pasar por lo mismo. Para mí eso es mucho llevar», asegura Bori, quien añade que «hace cinco años que hago la procesión con muletas por un problema de espalda. Este año, me han operado del codo y de la mano y no puedo coger las muletas».

Bori asegura que no se trata de solucionar su caso concreto, sino que «pido a la organización que recapaciten y que abran la participación de los actos de Semana Santa a las personas con alguna discapacidad. Todos tenemos derecho a vivirla activamente. Tengo la esperanza de que mi caso sirva también para otras personas».

Por su parte, Josep Ignasi Boada, presidente de la Sangre, congregación encargada de la organización del acontecimiento, asegura que no tenía constancia de este hecho y que «aunque es una situación complicada, estamos dispuestos a hablar con tranquilidad para buscar una solución». La idea de Bori es que, algún otro cofrade de su entidad, lo empuje durante la procesión. «Si eso no fuera posible, intentaría conseguir una silla de ruedas eléctrica», explica Bori, quién añade que «soy consciente de que, estéticamente, quizás no queda bien, pero por encima de la estética va mi sentimiento y mis ganas de participar».

Bori y sus compañeros de lado ensayan los toques desde el mes de noviembre. «Antes tocaba el timbal, pero después del problema de salud, he tenido que pasarme en la corneta», asegura la joven de 35 años.