Lágrimas de emoción en el nuevo Mercado Central
Tarraconenses, paradistas y políticos protagonizan la multitudinaria inauguración del edificio del Mercado, después de diez años de remodelación
Son las diez de la mañana. Centenares de tarraconenses esperan impacientes en torno al edificio modernista. Los representantes del consistorio se muerden las uñas y muestran una sonrisa nerviosa. En la entrada, una cinta inaugural con la bandera catalana que consigue reunir las miradas de los periodistas, testigos de un día histórico. Todo está a punto. Entonces llega el instante que hace diez años que los tarraconenses esperan. El alcalde de la ciudad, Josep Fèlix Ballesteros, y la presidenta de Espimsa, Elvira Ferrando, encabezan a la comitiva que desfila por una alfombra roja. De fondo, la voz dulce y solemne de los cantantes del Cor L’Àncora. En el interior del edificio, la presidenta de los paradistas, Maria Virgili, los espera con los ojos llenos de lágrimas. Se abrazan y se llaman, sin palabras, que después de tantos años de padecimiento, ya ha llegado el día. Unos y otros miran a las cámaras y cortan la cinta inaugural. El nuevo Mercado Central de Tarragona ya es una realidad. Una multitud de tarraconenses entran y contemplan la maravilla. Empieza una nueva etapa. Eso es lo que se vivió ayer, durante la inauguración del nuevo Mercado, que ha estado diez años remodelándose. Nadie se quiso perder la reapertura del equipamiento. No se cabía, pero la ocasión se lo valía.
«No sé si la emoción me dejará hablar». Así empezaba el discurso de la presidenta de la Asociación de Paradistas del Mercado Central, Maria Virgili, quien quiso agradecer el esfuerzo que han hecho los paradistas por poder trasladarse. También dedicó unas palabras a la presidenta de Espimsa. «Gràcies Elvira. Ha costado llegar hasta aquí. Lo hemos conseguido porque teníamos claro el objetivo, abrir el Mercado». Ferrando, durante su discurso, recordó, uno por uno, a todos los presidentes de Espimsa que han gestionado la remodelación del Mercado.
Por su parte, el alcalde de la ciudad, Josep Fèlix Ballesteros, dijo que «la imagen más simbólica de la jornada es la emoción y las lágrimas de la presidenta de los paradistas». Ballesteros definió como «un auténtico viacrucis» estos últimos diez años y aseguró que «este espacio será el motor y la locomotora de la ciudad». El alcalde reconoció que el gran error fue trasladar la actividad del Mercado Central al entoldado provisional sin tener listo el proyecto y sin haber hecho la excavación arqueológica y la desviación de servicios. «Eso ha comportado más de cuatro años de retraso, por lo tanto, las obras de remodelación han durado, en el peor de los casos, seis años, aseguró. Finalmente, Ballesteros explicó que se espera que unas 20.000 personas visiten el nuevo Mercado durante este fin de semana.
Sin dormir
La mayoría de paradistas confesaban, minutos antes de abrir las puertas del nuevo Mercado, que no habían dormido. Los nervios, la ilusión, las ganas, el miedo, la incertidumbre y la emoción eran los culpables. «No he dormido, sólo pensaba en el mostrador», decía Maria Virgili, también propietaria de Carnicerías Virgili. Al lado, su madre, Teresa Pons, que hace unos años se jubiló y el negocio pasó a manos de su hija. «Yo empecé a vender carne justamente aquí, en el mismo lugar, cuando tenía sólo 15 años. Me he pasado toda la vida, detrás de un mostrador. Hoy me vienen muchos recuerdos a la mente. Estoy muy emocionada», aseguraba Teresa Pons, entre lágrimas.
Ferran Bertrán, de Carns Bertran, también durmió poco. «A las seis de la mañana ya descargábamos el género. Todavía no sabemos exactamente como distribuirlo, es el primer día», explicaba Bertrán. La nota curiosa de la jornada fue protagonizada por la indumentaria de los trabajadores de dos paradas: Casa Pladevall y Albert Ribot. Los primeros llevaban mariquitas dibujadas y, los segundos, una frase con fuerza estampada en la camiseta: ¡Volvemos a casa!
Vicenç Bardolet, de la Charcutería Bardolet, aseguraba que «este mercado tiene alma y esencia. Aquí ya no hay paradas, aquí hay tiendas, y cada uno lo ha decorado desde su propia alma». Y es cierto. Cada tienda tenía su personalidad y su encanto.
El miedo: los horarios
La jornada de ayer estuvo marcada por la alegría y la emoción, pero algunos paradistas no pudieron evitar hablar de su gran miedo: los horarios del nuevo Mercado Central. «Estamos contentas e ilusionadas, pero no podemos negar que nos preocupa el horario que tendremos que hacer. No sólo se trata de vender, también tenemos que ir a buscar el género y limpiar, entre otros,» aseguraba la pescadera Encarna Sánchez. En una situación similar se encontraba Manoli Rodríguez, propietaria de una frutería. «Nos asustan todas las horas que tenemos que trabajar y eso lo vivimos con un poco de incertidumbre. Aun así, saldremos adelante», aseguraba Rodríguez.
Por su parte, Josep Gabriel Cruces, propietario del Chiringuito del Mercado Central, explicaba que «esta mañana parece que esté en un vagón del metro de Barcelona, pleno hasta los topes». Al mediodía había vendido unos 200 bocadillos y aseguraba que, «aunque trabajar tantas horas es inhumano, queremos ser el Pinocho, –un bar muy conocido de la Boqueria-, del Mercado Central de Tarragona.