El festival de Food Trucks deja mucha juerga y nuevos sabores
El espectáculo de música latina del viernes y las actividades del sábado llenaron la Tarraco Arena Plaça
La tercera edición del Festival Food Truck de la Tarraco Arena Plaça ha cerrado este domingo con buenas cifras de participación. El viernes y sábado miles de tarraconenses llenaron la antigua plaza de toros para saborear alguna de las sorprendentes y elaboradas propuestas gastronómicas que los chefs de la veintena de vehículos habían preparado. Domingo sin embargo, el número de tarraconenses que se hay acercar ha sido sensiblemente inferior, en parte, según creían a algunos de los restauradores presentes, por el buen clima primaveral que hacía en la ciudad. «Quizás es un día más de playa», ha reconocido un cocinero. Con todo, el acontecimiento arrancó el viernes rozando casi el aforo completo. La organización de la TAP apostó para innovar en la primera jornada, programando una noche de salsa con dos bandas de animación latín. A los voltios de las diez de la noche más de un centenar de bailarines de diferentes escuelas de danza del territorio realizaron uno Flashmob –baile simultáneo– que hizo enloquecer al público presente. La juerga no paró hasta la una de la madrugada.
La jornada del sábado llegó también cargada de actividades y espectáculos de baile, aunque lo que más animó en los menores de la casa fue el juego que organizaba la Asociación de Deporte Adaptado Pádel Contigo: lo Bottle Challenge , que no era de otra cosa que el famoso reto, que arrasa entre los adolescentes, de tirar una botella de agua medio vacía y hacerla caer de pie. «Lo que nos ha sorprendido es que los niños han conseguido superar el reto muy rápido y que muchos padres lo querían intentar una y una otra vez hasta conseguirlo, desfranava el monitor Rubén Darío García. Una de las participantes fue la Blanca Gómez de 12 años, que había venido con los padres desde Vilanova: «A mí me ha salido bien pero a mi madre le ha costado más», explicaba riendo a la pequeña mientras hacía cola con su padre en uno de los veinte Food Trucks instalados de forma circular en la plaza.
El principal atractivo del acontecimiento ha residido precisamente en el amplio abanico de propuestas gastronómicas: «Hemos llevado especialidades de todo tipo: comida tailandesa, cubana, vegetariana, cocina de mercado, amasa y de muchos tipos más. También hemos pensado en las personas con celiaquía», ha resumido Robert Iserte, uno de los responsables de la TAPÓN.
Más allá de los ‘hot-dog’
Aunque los establecimientos de alimentación móvil acostumbran a asociarse con la comida rápida de tipo hot-dog o hamburguesas, los restauradores presentes han demostrado un año más que no es así. Umani, el Food Truck comandado por Ismael Morena, ha presentado una carta basada en tres extraordinarios productos del mar, como son el salmón, el atún y la corvina, y para acabarlo de arreglar, al estilo japonés: crudo. El público más gourmet a buen seguro que ha disfrutado de esta propuesta.
El festival también ha sido útil para dar a conocer estilos culinarios no demasiado implantados en el territorio, como puede ser la cocina dominicana. Albert Guillén ha presentado a su caravana, la Yaroa, un suculento plato formado por una base de patatas fritas, carne picada a encima y acabado con queso fundido. Complicado no dejarse seducir por esta combinación. El más divertido de su espacio era que, mientras él trabajaba, su hija Camila de 5 años, ha pintado la caravana con un rotulador permanente. Se ha tratado de una felicitación para el día del padre: «Felisitats », ha escrito. Al chef, como es lógico, le ha caído la baba.