Sabios con memoria a largo plazo
El periodista Josep Puigbó presenta el segundo libro de ‘(S)avis’ mañana en las siete en la Librería Adserà
El programa (S)avis de Televisió de Catalunya cuenta también con su versión en papel. El periodista Josep Puigbó, que dirige las entrevistas en profundidad del programa, visita Tarragona, mañana a partir de las siete de la tarde en la Librería Adserà, para presentar el segundo libro: (S)avis. El compromís d'una generació. El libro contiene trece entrevistas a personajes que han tenido un papel clave en la historia reciente, como por ejemplo, Mercè Boada, Dolors Bramon, Eugeni Bregolat, Josep Maria Bricall o Anna Cabré, entre otros.
—Un programa televisivo convertido en libro.
—Me hacía especial ilusión que las entrevistas no sólo se vieran por la televisión. Quería que también fueran leídas. He reelaborado cada entrevista y lo he ordenado. Son mejores que los de la televisión; más elaboradas, pero con el mismo contenido.
—¿Porque se escogieron estas trece personas?
—Tenían perfiles y profesiones diferentes. Hay hombres y mujeres, gente conocida y otros que lo son más.
—¿Tienen alguna cosa en común?
—La edad. Son personas mayores, adultas. Por eso mismo son sabios y sabias. Son personas que tienen un conocimiento extenso, no sólo de una cosa, entonces serían expertos. Hablamos de un conocimiento que les ha dado la vida en más de un ámbito. La mezcla entre conocimiento, experiencia y una memoria a largo plazo hace que sean sabios y sabias.
—¿Cuándo se hicieron estas entrevistas?
—Entre dos o tres años.
—¿Le ha sorprendido alguna vida o historia de los protagonistas?
—En el libro explico sensaciones mías que percibí durante los cincuenta y cinco minutos de cada entrevista. Lo pongo con una tipografía diferente. Todas las entrevistas tienen alguna peculiaridad y son especiales. Recuerdo especialmente la de Antoni Pitxot, exdirector del Teatro-Museo Dalí, y la del poeta Francesc Garriga, que murieron poco después de emitir la entrevista.
—¿Qué ha sacado Usted de cada entrevista?
—El objetivo como profesional es que el lector o el espectador se haga una idea aproximada de quien es la persona entrevistada. Personalmente, la experiencia me ha enriquecido, me han hecho un poco más sabio. Uno de los aspectos que me han hecho ver es la complejidad de las cosas. No todo es blanco o negro. La vida está llena de matices y eso es lo que ha enriquecido las biografías de los invitados.
—En el prólogo del libro habla de compromiso.
—Hablo de un triple compromiso. Con uno mismo. Es indispensable este tipo de compromiso para tener de otros. El segundo, con el círculo más íntimo. Y el tercero, el compromiso social y cívico, que no todo el mundo lo tiene. Se trata de haber hecho alguna cosa para la sociedad, no sólo con respecto al trabajo, si no se trata de implicarse y mejorar. Este tercero es el que da valor a las personas entrevistadas.
—¿Qué diferencia hay entre este libro y el primero (S)avis: Llunydel silenci i de la queixa?
—Es una continuidad. El titular del primer libro viene dado porque los entrevistados son personas que están lejos de los que pasan de todo y de los que no participan y se quejan. La mayoría de los protagonistas han vivido parte del siglo XX. Han pasado guerras y han salido adelante. Son luchadores.
—¿Cómo se prepara una entrevista?
—Primero, me documento para intentar no repetir preguntas que ya ha hecho otros. Después voy a ver los entrevistados a casa y estoy medio día. En esta conversación sale media entrevista. Hago un primer guion y, entre eso y las cosas que van pasando durante la grabación, hago la entrevista. Este es mi modus operandi.
—¿Cuál es la pregunta que nunca puede fallar en una entrevista?
—A ninguno de los entrevistados le he hecho la misma pregunta.
—¿Qué se tiene que evitar cuando se hace una entrevista?
—Hablar más que el entrevistado. Se tiene que tener la habilidad de conducir la conversación para que no sea aburrida, pero no se tiene que condicionar ni tener afán de protagonismo. La gente quiere escuchar al entrevistado, no al entrevistador.
—En el prólogo dice que un periodista no es un juez.
—Es fácil que, cuando se entrevista una persona de 80 años, se encuentren contradicciones en el discurso. Pero yo no entro. Quiero que los entrevistados expliquen su verdad y que sea la audiencia a quien juzgue. Demasiadas veces el periodismo quiere usurpar un trabajo que no le corresponde.