«Viajo por 10 euros al día haciendo autostop y alojándoseme con Couchsurfing»
Con 24 años, este joven ha encontrado el modo de viajar económicamente, a la vez que trabaja de aquello que más le gusta, componer música
El vendrellenc Aleix Ramon (18 de abril de 1993) siempre había visto mundo como la gran mayoría, como un turista, pero hace un par de años, cuando fue a Bélgica en una estancia de Erasmus mientras estudiaba Comunicación Audiovisual, descubrió una nueva manera de conocer países, y ésta era conviviendo directamente con la nueva cultura. Desde entonces, no ha parado de viajar por el mundo con su mochila y la guitarra colgadasen la espalda, y todo, con tan sólo 10 euros al día. Ha pasado por diferentes países y ahora, de momento, está establecido en Praga, en la República Checa.
—Está haciendo realidad aquello con lo que mucha gente sueña, pero que, al mismo tiempo, genera muchas incertidumbres. ¿Antes de empezar este viaje, te asustaba alguna cosa?
—¡Y tanto! Me daban miedo las primeras conversaciones en otros idiomas, la primera vez que hice autostop o me quedé en casa de un desconocido en otro país. ¡Incluso la primera vez que compré en un supermercado en el extranjero estaba nervioso! Pero de las experiencias se aprende, y como más intensa la experiencia, más aprendida la lección. Viajando nos encontramos con problemas que nunca nos encontraríamos dentro de nuestra zona de confort y, de verdad, pocas cosas más satisfactorias hay que autosuperarse.
—Viaja por poco dinero. ¿Cómo se lo hace?
-Autoestop y Couchsurfing. Así es como viajé durante cinco meses gastando una media de 10 euros al día. El transporte y el alojamiento son los dos gastos mayores a la hora de viajar. El autostop, levantando el pulgar y esperando que alguien se detenga, soluciona el problema del transporte y Couchsurfing, el del alojamiento. Al final, los únicos gastos son prácticamente comida.
—¿Qué es el Couchsurfing?
—Es una web, una red social, donde gente ofrece alojamiento a viajeros, ya sea una habitación, una cama o un rincón en el suelo de su piso, y siempre de forma gratuita. Se basa en la generosidad de la gente. Gente que quiere conocer otras culturas y no tiene tiempo para viajar, de modo que dejan que la cultura entre en su casa. De esta manera, vives con gente local, haces lo que hacen, comes lo que comen y descubres su manera de pensar. Nada de hacer de turista, no hay nada más auténtico que vivir con la gente del país.
—Pero para poder vivir, al final uno necesita generar dinero.
—En mi caso, llevo el trabajo conmigo. Soy compositor de bandas sonoras. Compongo y creo música para películas, publicidad, videojuegos... Ya me dedicaba a eso antes de empezar a viajar, pero cuándo me salió el dilema de escoger entre «¿viajar o música?», me dije: «¿Y por qué no las dos?». Con las tecnologías musicales actuales podemos hacer sólo con un portátil cosas que eran impensables hace pocos años. Es normal encontrar músicos que producen música de calidad desde su habitación. Lo que hago yo es llevarlo un paso más adelante y hacer música desde cualquier lugar del mundo.
—¿Cómo decide hacia dónde va y cuánto tiempo está en una ciudad?
—Hay gente y cosas interesantes que hacer en todas partes y, normalmente, me dejo llevar por las oportunidades inesperadas. Sin embargo, creo que tener ciertos objetivos hace el viaje más divertido y motivador. Por ejemplo, cuando fui a Londres, fui sobre todo porque tenía una amiga allí, y cuando fui a la Toscana, en Italia, era porque me habían hablado muy bien de la zona.
—¿Qué es lo que está aprendiendo con todo eso?
— De todo. Tanto del mundo como de mí mismo. Viajar te cambia en muchos sentidos y te enseña muchas cosas. Pero si tuviera que escoger una, diría que el hecho de descubrir que los humanos de diferentes países somos sorprendentemente diferentes en algunas cosas y sorprendentemente iguales en otras. Durante el viaje he conocido cosas y personas extraordinarias. A Koper (Eslovenia) me pude bañar en una playa donde había algas fluorescentes, he hecho submarinismo en Croacia, he dormido en un convento de monjas en los Países Bajos, he tocado la guitarra en un concierto en una feria belga y he vivido dos semanas con un actor de Juego de Tronos en el Reino Unido.
—¿Hasta ahora, por qué países ha pasado?
—Todo empezó con un billete de avión por sólo ocho euros hacia Londres, una oferta inesperada. Después de Londres, fue Gales y de allí fui a Bélgica. He pasado por Croacia, Austria, Eslovenia, Alemania, Polonia, Países Bajos, Italia... Ahora mismo estoy en Praga y durante esta primavera tengo intención de visitar Europa del Este. Y después... ya veremos.
—¿Cuáles son sus planes de futuro?
—No tengo intención de parar de viajar. Además, ahora mismo estoy empezando un canal en YouTube, The Nomad Composer, dónde enseño cómo viajar de este modo y, justo ahora mismo, estoy escribiendo un libro sobre cómo viajar trabajando.