La planta de Polietilè de Alta Densidad de Repsol se renueva con cerca de 27 MEUR
El proyecto de polietileno metaloceno, puesto en marcha ahora hace un año, permite producir un tipo de plástico de alto valor añadido
Una planta del complejo industrial de Repsol en Tarragona que era poco competitiva se ha renovado con 27 millones de euros. La hasta ahora planta de Polietileno de Alta Densidad (PEAD), que se puso en marcha el año 1983, requería de una renovación desde que este tipo de plástico cada vez tendía más a 'commodity', con poca salida comercial. Los trabajos de renovación han durado casi dos años y ya hace uno que se produce en 'swing', es decir, de forma combinada tanto del polietileno convencional como del nuevo producto por la que apuesta la compañía: el polietileno lineal metaloceno de baja densidad, de alto valor añadido. Una de sus aplicaciones más habituales es como filme alimenticio, por su gran resistencia y transparencia. La planta, una de las estructuras más elevadas del área de química de Repsol, ha modificado más de la mitad de la instalación original, con la incorporación de más de 60 equipos.
Precisamente la altura es uno de los cambios más visibles que ha sufrido esta unidad de PEAD. El reactor se ha alargado de los 70 metros que tenía hasta los 95 actuales. La planta en su conjunto se ha modificado en un 60%, desde un nuevo sistema catalítico, en nuevos secaderos de la materia prima -que son las mismas: etileno y hexeno-, así como una nueva columna de purga, y una cañería de transporte neumático de gransa independiente y nuevos silos.
En gransa es como Repsol abastece a sus clientes, básicamente transformadores de ámbito nacional y europeo. El principal problema que arrastraba la planta es que no era competitiva -de hecho, en el complejo de Puertollano una planta similar cerró por el mismo motivo. El polietileno convencional, considerada una especialidad hace treinta años atrás, ahora ya no lo es -hay menos demanda en Europa y mucha competencia de Catar y EE.UU..
Repsol vio futuro en el polietileno metaloceno, un producto con mucha salida y una tecnología hasta ahora sólo usada en los EE.UU. La compañía hizo un estudio de mercado el año 2010, que desencadenó la inversión, el año 2013 y un proyecto constructivo que se alargó hasta el 2015. La nueva unidad se puso en marcha el año pasado, y desde entonces ya se han hecho cinco campañas, bajo la marca comercial Repsol Resisteix.
El gran reto de la compañía ha sido poner al día una instalación operativa, que está en marcha. El 80% de los trabajos se hicieron con la planta en funcionamiento para no dejar al cliente sin producto, si bien hubo que programar dos paradas -una de 40 días y la otra de 55. Un total de 30 empresas han colaborado en este proyecto que, en su primer año en marcha, ya ha producido, en 'swing', 15.000 toneladas de polietileno metaloceno.
Los planes de la empresa pasan por potenciar este nuevo producto, que tiene mejores propiedades -de brillo, transparencia, flexibilidad y resistencia, y habitualmente usado como filme para embalaje en el sector alimentario, industrial y agrícola-, en detrimento del convencional -que se usa por ejemplo para envases de detergentes o botellas de leche-, hasta representar el 50% de la producción de la planta el año 2019 -75.000 toneladas cada uno.
Renovar la unidad ha permitido dotarla de más tiempo de vida útil. Supone un 20% del consumo que se hace del cracker en el complejo, además de garantizar el mantenimiento de un centenar de puestos de trabajo entre directos e indirectos -en toda el área química son 700. «Hay» que ir «haciendo» actualizaciones para adaptarla «en los nuevos mercados y que la planta siga siendo eficiente y competitiva», ha declarado el director de Repsol en Tarragona, Josep Francesc Font.