Diari Més

«Sólo sabía que quería salir de la zona de confort enlazando experiencias»

Melissa Tonin vivió en Dublín durante casi 4 meses y se hizo con la cultura irlandesa de la capital en un abrir y cerrar de ojos

Imatge a un dels parcs de la capital dels que es va enamorar.

«Sólo sabía que quería salir de la zona de confort enlazando experiencias»Cedida

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Melissa Tonin Fondevila, nacida en Milán un caluroso día de junio, siempre ha sido una chica inquieta y con ganas de ver y conocer el mundo. Su infancia se caracterizó por encontrarse entre las culturas italiana: su padre es originario de Milán; y catalana, su madre nació en Boí Taüll, un pueblecito de Lleida.

—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—Me he adaptado al mundo laboral en ámbitos sobre todo turísticos y hoteleros, principalmente en temporadas estivales y en los últimos años compaginando los estudios con trabajos de media jornada o fines de semana.

— ¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

—Por una serie de vivencias oía que todo a mi alrededor cambiaba y yo me quedaba en la monotonía y la rutina, y empecé a sentir la necesidad de conocer mundo y salir de la zona de confort. Así pues, hice las maletas, cogí el primer vuelo y me decidí, sin pensarlo muy detenidamente.

—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

—Decidí ir a Dublín porque siempre he sentido atracción por la naturaleza y los paisajes verdes. La primera impresión justo llegar fue principalmente el cambio interno que oí|sentí, como quise descubrirlo todo. Iba caminando por la zona y todo me parecía diferente, más puro y con más posibilidades.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—Realmente no fui con ninguna expectativa. Sólo sabía que quería salir de la zona de confort y ponerme a prueba a mí misma, y a partir de aquí fui enlazando unas vivencias con otras.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Dublín ciudad y su casa?

—El aspecto que más me gustó, y que considero que es diferente aquí, es la capacidad que tienen los irlandeses para disfrutar el sol. Cuando el sol empieza a aparecer sin ninguna nube, se veía una multitud de gente paseando y ocupando las calles principales, como O'Conell Street o el parque de Stephens Green, y aprovechaban también para dar paseos naturales por el Phoenix Park, ya que está cerca del centro. Otra diferencia notoria para mí fue la dificultad para encontrar terrazas. Aunque aquí en Tarragona tenemos normalizada la idea de ir a tomar algo a una terraza tranquilamente, en Dublín costaba ver terrazas ocupadas. Casi todas las personas que podías encontrar en la terraza eran turistas. Aun así, cuentan con una de las cosas que más me gustó, y es que es muy común encontrar música en directo en los típicos pubs irlandeses.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de Dublín?

—Considero imprescindible visitar los parques naturales y la zona de pubs irlandeses de Dublín. Los parques los cierran por la noche, en cuanto que durante el día es el único momento en que se pueden visitar. Además, si se ven cuando hace sol, se puede ver un ambiente diferente y relajado. En relación en los parques naturales, quedé totalmente enamorada de Wicklow i Glendalough, sobre todo de este último y sus espectaculares bosques. Además, después de pasear rodeado de árboles y naturaleza, llegas a un lago idílico.

—¿Qué destacaría de la manera de trabajar del país? ¿Las conductas son similares o diferentes de las del Estado español?

—Estuve trabajando en Zara, una empresa española, y realmente no sabría determinar si tenían un método de organización irlandés o español. Lo que noté es que eran exigentes con la puntualidad y con el buen trato al público. A pesar de ser una plantilla joven, todos tenían claro su rol y no dudaban al ayudarse.

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