La CUP no ve incompatibles iniciativas como Farts de Soroll y 'Tarragona ciutat dormitori'
La agrupación se muestra partidaria de la cultura y música en vivo en la calle, pero también está en contra de la «masificación de las terrazas»
La CUP de Tarragona se muestra partidaria tanto de iniciativas como Farts de Soroll como de llevar a la ciudad más cultura y música en la calle, dos conceptos de gran interés recientemente y que a priori podrían parecer «excluyentes». «Son dos temas relacionados pero no necesariamente enfrentados», remarcan desde la Candidatura d'Unitat Popular, que aseguran que «es posible la convivencia de quien quiere poder descansar cuando está en su casa y quien quiere que la ciudad no se convierta en un espacio muerto y vacío». Así pues, la CUP reitera, a través de un comunicado, su apoyo a entidades como Farts de Soroll, pero no cierran la puerta a actividades culturales y musicales en la calle, y pide que la organización de éstas se facilite desde la administración pública.
Precisamente, este fin de semana pasado tuvo lugar la manifestación ‘Tarragona ciutat dormitori’ contra la gestión del ocio desde el Ayuntamiento. «Hemos dejado claro que hay que establecer la posibilidad de hacer música en vivo y actividades en la calle que sean facilitadas desde la administración pública a través de unos reglamentos favorables a la promoción de la creación cultural, el ocio no directamente convertido en negocio y la sociabilidad de vecinas y vecinos», argumentan desde la agrupación municipal de la CUP.
Por otra parte, sin embargo, dan apoyo a las reivindicaciones de que vecinas y vecinos, tanto de forma individual como en forma de plataformas, hacen para poner limitaciones y ordenar el espacio público, sobre todo de la Part Alta, como Farts de Soroll. «Las plazas y calles se privatizan como consecuencia de una política del espacio público sometida exclusivamente a los intereses económicos y no a las necesidades vitales del vecindario», aseguran.
La CUP ve «la concesión de licencias para terrazas en determinados lugares de la ciudad» como un «problema que se agravará de cara al futuro próximo». Sin embargo, se muestran firmes y condenan «el enfrentamiento promocionado desde el Equipo de Gobierno entre quien defiende el derecho a vivir la ciudad sin una masificación hostalera ni turística que haga imposible la vida de vecinas y vecinos y quien quiere una ciudad viva con actividades en la calle no sometidas sólo al interés económico». La solución que plantea la CUP radica en el papel de mediador del consistorio. Tendría que «posibilitar que la ciudad viva en harmonía y dotar de tantas posibilidades y facilidades como haga falta quien quiere que la ciudad no sea sólo negocio para algunos», concluye la agrupación.