«Pensábamos que la cultura era más próxima, hemos luchado para adaptarnos»

—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—No ha sido nada fácil. Siempre he sido una persona muy luchadora y he conseguido mis objetivos, a pesar de las trabas que hemos tenido en un país que tiene mucha burocracia.

­­—¿Qué motivos lo llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

­-Siempre nos ha gustado mucho viajar. El año 2008 en un viaje conocimos el lugar que es hoy nuestra residencia, la Praia do Rosa. Con la llegada de la crisis, en el 2010 decidimos cambiar de vida y probar otras experiencias.

­—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

—Es un lugar todavía muy virgen, porque os hagáis una idea la mayoría de calles todavía son de tierra, no hay alcantarillas ni iluminación pública. La capital del Estado de Santa Catarina es la isla de Florianópolis, se encuentra a 70 quilómetres y es dónde paro cuando echo de menos a mi querida Tarragona, es el más parecido...

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—El cambio de una nueva vida, a pesar de estar con mi familia, la gran distancia de tu tierra y de las personas que amas no ha sido nada fácil, creo que todavía no me he adaptado del todo.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Santa Catarina y su casa?

—Las escuelas sólo estudian de día, tenemos que madrugar mucho, comemos a las 12 h y a las 19 h ya estamos en la mesa para cenar. Os puedo garantizar de primera mano que como a España no se come en ningún sitio. Con respecto a las culturas, a pesar de no tener tanta historia como el viejo continente, existen unas tribus indígenas que conviven con la evolución y viven en los poblados en menos de 100 quilómetres de aquí. La economía de aquí está basada en el turismo y la pesca.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

—La naturaleza de aquí es muy exuberante. Tenemos unas de las mejores playas de Brasil y del mundo. La Praia do Rosa fue catalogada como una de las 25 bahíes más bonitas del mundo. Imbituba es la capital de la Baleia Franca, un tipo de balenas que vienen a tener sus hijos en estas preservadas playas y se pueden ver perfectamente desde tierra. Otro detalle es que se trata de un lugar privilegiado por los amantes del surf.

—¿Qué destacaría de la manera de trabajar del país? ¿Las conductas son similares o diferentes a las del Estado español?

—Nos pensábamos que la cultura era más próxima a la nuestra. Con el tiempo te das cuenta de que no es así. Aquí la gente, al ser más nativa, no tiene tanto compromiso, y menos con los extranjeros. Hemos tenido que luchar y adaptarnos lo mejor que hemos podido.

—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?

—Muchas cosas, amigos, familia, buena compañía, comida, el idioma, las fiestas mayores, el Casco Antiguo, el Serrallo, tocar madera... ¡qué morriña!

—¿Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Cataluña?

—Costumbre creo que no, pero las experiencias vividas me han enseñado muchas cosas que servirán en nuestro futuro.

—¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—Hemos trabajado muy a fondo con la creación de una marca de bikinis. Estamos preparados para abrir mercado a todo el mundo y especialmente a España. Sería la justificación perfecta para poder volver algún día a mi tierra.