La CUP de Tarragona, contra el «nuevo plan» de la Budellera
«El alcalde mintió cuando la Comisión Territorial los obligó a modificar el plan», dicen
La CUP de Tarragona ha mostrado su rechazo absoluto al «nuevo plan» de la Budellera, presentado por la Junta de Compensación Provisional de la Budellera el pasado 10 de agosto en el Ayuntamiento de Tarragona.
«Esta vez, la Junta de Compensación ha presentado su nuevo plan sin gastar todo el plazo de alargamiento que el Ayuntamiento le había dado después de encontrar que el primer plazo otorgado era insuficiente para incluir, según sus apreciaciones, el 80% de las alegaciones que la Comisión Territorial de Urbanismo de Tarragona los obligó a incluir», dicen desde el grupo municipal, recordando que «durante este tiempo, el concejal de Urbanismo Josep M. Milà ha anunciado medidas de cambio en el POUM, que la CUP denuncia que «hasta ahora era intocable», encaminadas a facilitar y hacer más baratas algunas de las actuaciones que los promotores prevén». «Pero no queremos ser malpensados y lo atribuimos, sólo, a una curiosa coincidencia,» afirman.
La CUP recuerda que «el alcalde Ballesteros mintió cuando la Comisión Territorial los obligó a modificar el plan. En aquel momento, el alcalde presentó los cambios en que la Comisión de Urbanismo de la Generalitat de Catalunya obligaba al Ayuntamiento como recomendaciones que ellos habían admitido de buen grado a partir de un acuerdo negociado, cuando todo el mundo sabe —incluido él— que la Comisión Territorial de Urbanismo no recomienda sino que obliga. Otra mentira de Ballesteros que no queremos obviar porque este verano él mismo ha acusado de mentirosos a los dos concejales de la CUP y desde la CUP queremos volver a dejar claro que si en Tarragona hay un mentiroso este se llama Josep Fèlix Ballesteros y cobra como alcalde».
Este «nuevo plan» que ahora la Junta de Compensación presenta tiene una serie de virtudes como consecuencia de haber aplicado las alegaciones que varias entidades presentaron en su día, también la CUP. En este sentido se preguntan «cómo es posible que los constructores impulsores, asesorados por el Ayuntamiento, no conocieran las mínimas normas urbanísticas que las entidades les recordaron y la Comisión de Urbanismo los ha obligado a cumplir». ¿«Los constructores querían hacer pasar gato por libre? ¿Los técnicos no pudieron expresar sus conocimientos porque alguien se lo impidió? O ¿ el señor Milà, a quién reconocemos una gran capacidad de trabajo, tenía otro trabajo y no se fijó»?, añaden.
La CUP cree que «todo son temas de mínimos que no van a la raíz del problema, ya que en el fondo este nuevo plan|plano tiene los mismos problemas centrales que el viejo. ¿Y cuáles son estos? Pues que el plan es innecesario para Tarragona, a pesar de que muy provechoso para unos particulares que tienen en el actual concejal de Urbanismo no un aliado sino prácticamente uno de los suyos».
La CUP no quiere que se destruya una parte importante de la zona verde de la ciudad «como consecuencia de unas prácticas especuladoras que no atienden al crecimiento real de la ciudad, que es mínimo, y que al mismo tiempo dejan de lado la rehabilitación como centro de las políticas públicas de vivienda, tal como defienden todas las instituciones europeas, españolas y catalanas, excepto el Ayuntamiento de Tarragona que continúa anclado en el urbanismo especulativo sin sentido del siglo XX», concluyen.