Diari Més

«Muchos niños no venían con la ropa adecuada y alguno vino a entrenar en pijama»

«Cuando acabas el entrenamiento, te dan las gracias por todo lo que les has enseñado», dice el joven entrenador, ahora en China

El jove reusenc, amb Wu Zhi, entrenador a la Xina.

«Muchos niños no venían con la ropa adecuada y alguno vino a entrenar en pijama»Cedida

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—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—Pues, hasta ahora muy buena. Empecé con 17 años a entrenar en el fútbol base en la Escuela de Futbol la Pastoreta y estuve durante 10 años. Realicé mis estudios como entrenador para mejorar mi propia formación y, así, mejorar mi manera de enseñar a los niños. Cuando acabé mis estudios, me dieron la oportunidad de formar parte y colaborar con la empresa Tecnifutbol, donde estoy ahora mismo. Estoy muy agradecido, ya que gracias a ellos he podido dar un paso adelante en mi carrera como entrenador.

­­—¿Qué motivos lo llevaron a marcharse de casa para ir a vivir en el extranjero?

­-És verdad que quizás disfrutamos del mejor fútbol del mundo, pero tener la gran oportunidad de poder salir fuera del país para poder ver otras clases de fútbol y otras culturas, ayuda a tu aprendizaje. Además, es una experiencia única de la cual no todo el mundo puede disfrutar. Por lo tanto, podemos decir que soy un privilegiado.

­—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

—La primera impresión fue que todo era exageradamente grande: la ciudad, la cantidad de personas, los coches, etc. Nada que ver con el lugar dónde vivimos. Pude disfrutar de realizar entrenamientos por varias ciudades, ver diferentes clubs, colegios, etc. vi que en todos los lugares el fútbol no era el deporte prioritario, ya que podías ver que muchos niños no tenían la ropa de deporte adecuada para la práctica deportiva. ¡Algún niño venía a entrenar en pijama! Sin embargo, me gusta mucho poder entrenar aquí. Los niños tienen muchas ganas de aprender, son muy disciplinados y eso facilita mi trabajo como entrenador. Y lo que más me fascina es que, cuando acabas el entrenamiento, te dan las gracias por las cosas que les has enseñado, eso no se ve en todas partes.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—La primera vez me sorprendió el hecho de que, en algún caso, me encontré con que no sabían qué era un comodín (jugador que va con el equipo que tiene la pelota). Eso que es muy básico en un entrenamiento cualquiera, pero en China no lo era, ya que no estaban acostumbrados. Sin embargo, la idea del fútbol la tienen, conocen las reglas.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Santa Catarina y su casa?

—Primero, y muy importante, se tiene que tener en cuenta el tema cultural, porque según qué haces o qué dices puede ser una falta de respeto aquí en China. Tienes que tener mucho cuidado y conocer un poco la cultura para poder entrenar sin que puedas faltar el respeto de alguna manera. Con respecto al tema del horario, es complicado de llevar al principio, pero después te acostumbras. Además, en verano puedes estar entrenando en 40º. Los niños son fuertes y lo aguantan, pero es agotador. ¡También se tiene que tener en cuenta que, si llueve, puedes acabar volviendo a casa nadando! Con respecto a los hábitos alimenticios, comen bastante sano, ya que no suelen hacer comidas de comida rápida o donde las frituras son abundantes. ¡Eso sí, comen muy picante, y yo no lo soporto! Siempre intento pedir cosas que no lleven mucho picante o nada.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

—Pues todavía no conozco casi las costumbres que siguen en mi ciudad, pero sí puedes ver que a la gente le gusta mucho hacer yoga o danza en grupos en la calle. La ciudad de Tianjin dispone de muchos sitios de ocio (centros comerciales, parques para correr, etc.). Aparte, hay dos equipos de fútbol que juegan a la Primera División de China, para los amantes del fútbol. Esta semana han empezado los Juegos Olímpicos en la ciudad y se pueden ver muchos carteles y figuras en la calle en referencia a ellos. También tienes al lado, a pesar de que aquí al lado és muy lejos, la capital de China, Pekín. Y puedes aprovechar, para ir a ver la Gran Muralla China, aparte de otras cosas.

—¿Desde que llegó ha vivido o le ha pasado algo curioso de que no se hubiera imaginado nunca?

—Recuerdo uno de los primeros días, cuando estaba dentro de un taxi y el coche paró en un semáforo. Yo iba de copiloto y, cuando giré mi cabeza para mirar al conductor, me encontré con que se había sacado el móvil del bolsillo a escondidas y aprovechó que estábamos parados para hacerse un selfie conmigo, pero sin que yo me diera cuenta. Al ver eso pensé: no sé si cree que soy uno famoso (río). Le dije con gestos que lo hiciera bien, es decir, los dos juntos y mirando los dos el móvil.

—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?

—El buen café, necesito un buen café por las mañanas.

—¿Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Cataluña?

—La tecnología, van un paso adelante.

—¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—En un principio en el mes de septiembre, si todo va bien.

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