«Este podría ser el último año de las fiestas del barrio y de la asociación»
«La avenida de Andorra es una de las entradas más importantes en Tarragona y se tendrían que arreglar las aceras para dar una imagen más digna»
—La asociación de vecinos Tàrraco ha celebrado el vigésimoséptimo aniversario. ¿Puede ser el último?
—Si no se presentan nuevo presidente, nuevo secretario y nuevo tesorero, es posible que esta haya sido la última fiesta y que el 2017 sea el último año de la asociación. Es especialmente importante el trabajo que hace el secretario y, lo que ahora tenemos, no podrá seguir haciendo este trabajo, que es mucho.
—Cuáles son las principales reivindicaciones de que plantea la entidad que preside?
—La primera es que el jardín que hay en la confluencia de las avenidas de Andorra y Cataluña está un poco abandonado y tenemos ratas. Los jardineros muestran cañerías de plástico mordidas, por donde sale el agua. Otra es que nunca sabemos si la avenida de Andorra es calle o carretera. Cuando plantean determinados temas, Fomento dice que es una calle y, el Ayuntamiento, que es una carretera. Por otra parte, tendrían que hacer aceras nuevas porque están muy mal. Esta es una entrada importante en Tarragona y tendría que ser más digna.
—Es partidario de la figura del policía de barrio?
—Es importante que pasen agentes a pie, que conocen los vecinos y el barrio. También se tendría que recuperar el concejal de barrio. Cuando estuvo Patrícia Anton, cada quince días nos reuníamos con ella y, si le decíamos que había un agujero en la calle, al cabo de dos días estaba arreglado. Hay que tener línea directa con el Ayuntamiento.
—Usted lleva a la junta de la asociación desde el inicio.
—Hace veintiséis años. Y, en dos periodos, como presidente. Nacimos el mismo año que el Grupo de Diables Voramar, que desde entonces, siempre han participado en las fiestas del barrio.
—Hay quien dice que las asociaciones de vecinos sólo organizan fiestas?
—No se así. Ni mucho menos. Aquí, para ser socio, cobramos veinte euros por familia al año, cuota con que pagamos la luz, la limpieza y otros servicios. Con la subvención que recibiremos, organizamos cursos de idiomas, como inglés y ruso, de informática, de fotografía o de coser, un aspecto que ha tenido mucha demanda, este último, como consecuencia de la crisis.
—Cómo califica su barrio?
—Es tranquilo. Viven vecinos de muchas nacionalidades y la relación que mantenemos entre todos es buena.
—Cómo se puede mejorar?
—El alcantarillado está taponado y, cuando llueve, no absorbe el agua y esta llega hasta la plaza Imperial Tàrraco. Como he dicho antes, también se tendría que dignificar esta entrada en Tarragona. Durante un tiempo, estuvimos con sólo la mitad de la iluminación, porque el resto no funcionaba. Recuerdo que hace unos años tuvimos que cortar la circulación para que nos pusieran un semáforo. Como era carretera, nos costó.
—Ahora ya no es una carretera.
—nos siguen toreando con este tema y nos dicen que sí lo es de carretera. Si lo fuera, no podrían poner una zona azul como la que hay. En mucho tiempo, en esta calle no se ha hecho nada para mejorarlo.