La herencia de las fiestas pone el listón bien alto a la Baixadeta de l'Aligueta
La Mulasseta, el Lleonet, los Gegants Moros Petits, los Negritos Petits y la Cucafereta también han hecho vibrar los presentes en un acto muy emocionante
Sara, Arlet y Nuera, de cinco y siete años, juegan a picar las manos minutos antes de que la Aligueta saque la cabeza por las escaleras de la Catedral. Comparten emoción y expectación con el resto de los presentes en la plaza, invadida por centenares de niños y niñas que esperan lo mismo que ellas. Cuando faltan dos minutos para las seis y media de la tarde, la Aligueta hace acto de presencia. El público responde como es debido, con aplausos y gritos de celebración. Y es que la herencia tarraconense de las fiestas está más que asegurada, y esta tarde lo ha demostrado poniendo el listón muy alto a la Baixadeta, la hermana pequeña de la Baixada, que llegará el jueves.
Con el cartel «no tengo miedo» sobre el pico, la Aligueta ha empezado a bailar al ritmo de Paquito Chocolatero. Pequeños y grandes, que compartían emoción al ver las caras de felicidad de los más menudos, han empezado a dar palmas. La bestia ha iniciado la bajada con elegancia y decisión. No tiene nada que envidiar a su hermana mayor. Tampoco los miembros del Ball de Diables Petit, ayudando en todo momento a sus compañeros con una cadena humana que protegía la danza del animal.
Al llegar a los pies de las escaleras, Paquito Chocolatero ha dejado paso al Amparito Roca, desatando la euforia de los asistentes. Y es que si la Baixadeta destaca por alguna cosa, es porque se vive con la misma intensidad que la Baixada grande. Eso sí, con toques característicos. Los empujones y los saltos se transforman en abrazos y saltitos. Las botellas de plástico llenas de mamadeta se convierten en biberones. Y los cochecitos hacen acto de presencia allí donde tienen espacio. El Ayuntamiento de Tarragona ha habilitado un lugar para aparcarlos, pero este servicio empezará hoy.
Después de la Aligueta, ha llegado el turno de la Mulasseta, que está de aniversario. Un 1 y un 5 en cada oreja lo han ratificado. Quince años de historia que han hecho todavía más especial su bajada por las escaleras. En cada peldaño, los más menudos han querido acariciarle el morro, demostrando así la estima que tienen para esta bestia tan peculiar.
«¡Ya llega el Lleonet!», gritaban los menores cuando la Mulasseta salía de la plaza. La cabeza del rey de la selva ha impuesto su respeto en forma de fiesta. La charanga Tocabemolls lo ha acompañado a la perfección, interpretando un Amparito Roca acelerado que ha puesto de pie la plaza.
Después, los Gegants Moros Petits, los Negritos Petits y la Cucafereta han completado la comitiva. A lo largo de la calle Major, la Baixada Misericòrdia –todavía sin barandilla– y la plaza de la Font, les esperaban centenares de niños y niñas dispuestos a darlo todo por las fiestas. La herencia tarraconense, los valores de la cultura popular, están más que inculcados. Y los progenitores, satisfechos de haberlo transmitido, han compartido emociones.