El Seguici Petit demuestra galones e ilusiona por las calles de la Part Alta
El Cercavila llenó, como hace cada año, el casco antiguo de la ciudad, en un ambiente festivo que compartieron tanto los menores como los mayores de casa
Posiblemente, es el día más importando de Santa Tecla para los menores de la casa. Participen o no en el Seguici Popular, se hacen suya la fiesta. Salen de la escuela animados, nerviosos, incluso un poco pesados, pero con una sonrisa de oreja a oreja propia de los días grandes. La Santa Tecla Petita, como cada 19 de septiembre, da la oportunidad a los más pequeños de disfrutar de la Cercavila de igual a igual. Porque no es lo mismo bailar bajo el fuego con un diablo de un metro ochenta de altura, que hacerlo con uno de un metro y pico.
Jan, de cuatro años, quizás no llegaba ni a los cien centímetros. Y si lo hacía, era por bien poco. Este martes era su primer día con la forca en la mano como miembro del Ball de Diables Petit de Tarragona. Su padre, Xavier, es un diablo de aquellos de toda la vida. Y tanto él como la madre, Esther, estaban casi tan emocionados como él. «Lo ha escogido él, siempre ha tenido el fuego en casa», explicaban ambos. Cuando tocaban las seis y media de la tarde, Jan empezó a desfilar por el carril central de una plaza de la Font llena hasta los topes. Paso firme, decisión y la forca bien alzada, tal como mandan los cánones diablers.
No necesariamente, sin embargo, hay que tener la cultura popular en casa para empezar la aventura de aparecer al Seguici Petit. Eso lo sabe muy bien Arnau, de nueve años. Este martes, era su primer día como tamborilero del Drac Petit de Sant Roc. «Es mi bestia de fuego preferida, por eso decidí apuntarme», explicaba convencido. Ni sus amigos ni su familia se lo habían propuesto. Eso sí, tiene las ideas bien claras: «Mi objetivo es llegar a llevar el Drac grande cuando crezca un poco más». De momento, se tendrá que conformar con bailar bajo las chispas de la bestia los días 22 y 23, un hecho que, hoy por hoy, tampoco le comportará gran sacrificio.
Es evidente que tan Jan como Arnau vivieron el Seguici Petit de una manera especial, pero no fueron los únicos. A lo largo del recorrido, la ilusión se contagiaba entre las decenas de grupos de amigos que esperaban la Cercavila con la sonrisa del primer día. Y esta, por mucho que una máscara la tapara, a buen seguro que la tenían también los miembros del Ball Petit dels Set Pecats Capitals. El martes era la primera vez que salían a la Santa Tecla Petita, después de que el baile haya tomado la decisión de fundarlo.
Ahora, los más menudos tendrán que esperar 365 días para volver a disfrutar de su día grande. Pero la fiesta no ha acabado. Esta tarde, los amantes del fuego, podrán volver a bailar bajo las chispas en el Correfoc Petit. Y aquellos que no se atrevan, o que prefieran disfrutar con el Amparito Roca y los bailes del Àliga y los 'gegants', todavía les queda la Arrancada y la Baixada –siempre que cuenten con el permiso y la compañía de los padres–. La Santa Tecla Petita volvió a llenar las calles de la Part Alta hasta los topes, y lo hizo ilusionando como la primera vez, y demostrando los galones que se ha ganado en polvo desde la primera aparición en 1998, cuando se recuperó el Ball de Diables Petit.