El Correfoc de Santa Tecla cierra diez días de éxtasis y emoción tarraconense

El Correfoc de Santa Tecla ha cerrado esta noche, diez días de éxtasis y emoción de esencia tarraconense. Entre las diez y las doce de la noche, la Rambla Nova se ha convertido en un auténtico infierno. Chispas, carretilles, surtidores, sombreros de paja, pañuelos, sonrisas y adrenalina se han fusionado gracias a los grupos. El Ball de Diables de Vilanova i la Geltrú, el Ball de Diables de Cervera, el Ball de Diables de Torredembarra, el Drac del Morell y el de Llorenç del Penedès, aparte de las entidades locales, los Diables de Voramar, el Ball de Diables de Tarragona, el Drac de Sant Roc, el Bou, la Víbria y el Griu, han hecho las delicias de los asistentes.

Las fuerzas del infierno han hecho bailar de lo lindo a los centenares de personas que han asistido a una cita ineludible. Cerrar las fiestas de Santa Tecla con el Correfoc es una tradición de aquellas que perdurarán de por vida. Minutos antes de las diez de la noche, la calle Unió ya ha empezado a recibir los primeros ciudadanos, amantes de las chispas, equipados con ropa tejana, pañuelos y el sombrero de paja. La comitiva, encabezada por el Ball de Diables de Tarragona, ha subido hasta la Rambla Nova. Allí, se ha detenido en el primer chaflán para lucirse, en una de las muchas carretillades que se han realizado a lo largo del recorrido.

Santa Tecla se despide de las fiestas de este año con la traca haciendo correr los valientes y valientes antes del emocionante «Visca Santa Tecla!» en el balcón.