La càvea metálica del Teatro romano sigue creciendo y cogiendo altura

La càvea metálica que desde hace meses se está construyendo en el interior del monumento del Teatre romano sigue creciendo. Una parte de la estructura ya se eleva hasta llegar a pocos metros del nivel de la calle Caputxins, la situada a la derecha de la zona de gradas mirando desde la escena, pero todavía queda colocar un segundo sector, más elevado, a la izquierda.

La intervención que actualmente se está llevando a cabo en el Teatre se inició el pasado mes de enero con la intención que el monumento pueda abrir a las visitas la primavera del próximo año. La instalación de la càvea de hierro, de más de cuarenta metros de largo, tiene como doble objetivo llenar un espacio donde quedan pocos restos originales y, también, facilitar al visitante verlas desde un punto superior, a través de un pasillo que forma parte de la càvea.

Después de llevar a cabo una excavación arqueológica que aportó más información del recinto, como la presencia de una calle asociada a la actividad portuaria, se inició la construcción de la càvea metálica. Con esta estructura, se pretende que el visitante tenga una visión aproximada de las proporciones que hacía el sector de gradas del teatro, sin completar el original, que llegaba hasta la calle Caputxins, donde se conservan algunos rastros.

En la presentación del proyecto a inicios de este año, se informó de que el equipo del arquitecto Toni Gironès planteó la instalación de una estructura metálica para recrear la escala y la geometría de los primeros sectores de la càvea. Quien en aquellas fechas asumía la dirección del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona, Xavier Llovera, explicó que «la mejor posibilidad de interpretación es en tres dimensiones, con una estructura que visualice la monumentalidad de uno de los edificios mayores de la Tàrraco romana». El proyecto, sin embargo, ha recibido a varias críticas por la amplitud de la càvea y el impacto visual que puede generar. Gironès defendió, por su parte, que el elemento metálico pretende ser «lo más ligero posible» y dispondrá de roqueras y plataformas para los visitantes.

En una segunda fase, el proyecto contempla la construcción de un equipamiento polivalente en la esquina de las calles Caputxins y Sant Magí, donde se ubicará el centro de interpretación del monumento. En la parte superior del edificio se prevé habilitar un mirador. Según Gironès, el «gran vacío urbano» que supone a día de hoy el teatro permitirá «darle la vuelta a Tarragona» y poner en valor «una parte sur que siempre ha estado desconectada de la parte norte».