La Arqueológica propone cambiar la Cruz de Sant Antoni por una réplica
El objetivo es trasladar la pieza monumental original, fechada el año 1604, al Museo de Historia
La conservación de la cruz de término medieval localizada en el paseo de Sant Antoni es motivo de preocupación para la Reial Societat Arqueológica Tarraconense, (RSAT) entidad que aconseja «hacer una buena copia con materiales resistentes como son las actuales resinas, con polvo de mármol o similar», y que el original sea trasladado, para su protección y conservación, en el Museo de Historia de Tarragona, según informa en su web la veterana entidad, que desde 1844 se preocupa por el patrimonio arqueológico y monumental de la ciudad.
La Arqueológica comenta en su artículo que el crucero de término hubiera podido resultar estropeado durante el fuerte temporal de lluvia y viento del pasado octubre. Como resultado de aquel episodio meteorológico, una mèlia centenaria que había a pocos metros de distancia del crucero, conocido como Creu de Sant Antoni, cayó al suelo. «La fortuna hizo que el árbol cayera al lado contrario y no encima del monumento», dice.
La Arqueológica subraya que la desaparición de la mèlia «ha dejado el crucero más visible y ahora se hace evidente la calidad del grupo escultórico, y al mismo tiempo aumenta la preocupación por su conservación». La entidad apunta que, «salvada por la suerte, al caer el árbol cae en el otro lado, ahora el peligro mayor para el monumento es la contaminación atmosférica y la erosión». La veterana entidad recuerda que «un estudio hecho hace unos años por el doctor José Sánchez Real muestra una obra escultórica destacable que hay que proteger antes no sea demasiado tarde» y, por este motivo, remarca la necesidad de su traslado a un espacio más seguro.
Destaca de la cree que tiene la imagen de Cristo, en un lado, y la de la Virgen de los Dolores, en el otro. En los extremos sobresalen cuatro cabezas de niño. La cruz está soportada en un templete de forma octogonal y en cada una de las caras y está la imagen de los santos Magí, Fructuós, Pere, Pau Antoni i Josep, y de las santas Tecla y Llúcia.
La cruz actual, construida el año 1604, no es la primera que se puso en este lugar situado fuera de murallas, ya que la primera se habría colocado en 1384. El año 1299 la orden mercedaria construyó un convento en la zona que, setenta y seis años más tarde traspasó a los Padres Antonians de Valls. La constitución de la nueva comunidad de frailes fue la causa de que con el tiempo, el portal de la muralla más próximo al convento, recibiera también el nombre de Sant Anton, como se lo conoce en la actualidad.