Antiguos alumnos del Jaime I se reencuentran para recordar al desaparecido colegio
La demolición del grupo escolar de la Parte Alta dio paso a la construcción del polémico parking del mismo nombre que nunca ha entrado en servicio
Los alumnos que estudiaron en las aulas del Colegio a Jaume I no han olvidado lo que, durante unos años, fue su centro educativo. Inaugurado en enero de 1957, desapareció por decisión del Ayuntamiento para levantar, en su lugar, un aparcamiento de vehículos que nunca ha funcionado y cuya construcción sigue pendiente de la Justicia. El próximo sábado, los exalumnos volverán a reunirse en la que será el decimosexto encuentro. Los impulsores son José Luis Tejada y Jordi Freixa.
El primer encuentro de exalumnos lo organizó el Ayuntamiento el año 2010, poco tiempo después de la demolición de este centro al cual fueron a clase muchos niños de la Parte Alta. Tejada ha comentado a esta redacción que «el primer año se hizo una cena al Tinglado 1 del Muelle de Costa, con participación de un centenar de personas». El año siguiente, la organización ya fue a cargo de Tejada y Freixa y el colectivo se vinculó al Ateneo de Tarragona.
Tejada ha explicado que «hemos enviado 120 cartas a exalumnos y, como todos los años, esperamos una participación entre treinta y cinco y cuarenta personas». La decimosexta edición del encuentro empezará a las 11 horas de la mañana del sábado con una visita guiada a la Tarragona romana y medieval, que será comentada por Jordi Freixa. El punto de encuentro será el Portal del Roser. La jornada continuará con una comida en el restaurante Les Voltes, en la que seguirá una sesión de música», ha explicado Tejada. Las personas que la organización no ha podido contactar pueden hacerlo en el teléfono de Tejada 656 182 655 hasta el día 23, el jueves. Además, «los asistentes recibirán un regalo», ha apuntado.
Tejada ha recordado que «en la segunda edición del encuentro guardaron un minuto de silencio simbólico en recuerdo de lo que fue nuestro colegio». El Jaume I fue un centro educativo muy especial para las personas que pisaron sus aulas y una mayoría lamentó su desaparición para construir en el lugar el polémico parking del mismo nombre. Tejada ha comentado que en los encuentros «recordamos cosas que nos pasamos y vivencias que tuvimos». En la primera, «un exalumno le recordó a otro que le abrió la cabeza con un golpe de piedra, y otros que los robaban los bocadillos o historias que sucedieron al patio». El Jaume I «siempre fue mixto –hecho inusual en la Tarragona franquista. «Había dos sufridos, divididos por un pequeño muro. En uno estaban las niñas y en el otro los niños, y siempre había batallitas», ha rememorado Tejada.
Cómo escribió el año 200o quien fue profesor del centro y concejal de Enseñanza del Ayuntamiento, Josep Lluís Burguera, «a pesar de ser un edificio sólido, era totalmente funcional y, sobre todo, tenía unos grandes ventanales (sin reja de ningún tipo) que, más que de cristal, eran de alegría, por donde filtraba, generosa, esta luz marinera tan tarragonina».La decisión de derribar el colegio la tomó el consistorio del alcalde Joan Miquel Nadal, quien, poco después de la demolición, escribió: «El Colegio Jaume I ha sido un modelo de centro donde se conjugaba una diversidad de prestaciones sociales, educativas, lúdicas y formativas».