Tarragona revive la visita que Salvador Dalí hizo a la ciudad el año 1973
Uno de los asistentes al encuentro, hijo de quien dirigía el Hotel Imperial Tarraco, mostró un autógrafo que el pintor le dedicó cuando tenía 9 años
Carlos Fontana fue una de las personas que ayer participaron en un encuentro que recordó la visita de Salvador Dalí en Tarragona en agosto de 1973, en el marco de la propuesta Historias escondidas que organiza el Ayuntamiento. Fontana sorprendió los presentes cuando mostró un autógrafo que el pintor le dedicó. Dalí hizo noche en el Hotel Imperial Tarraco, de lo que era su director el padre de Fontana, donde residía con la familia. Él tenía 9 años cuando le pidió el autógrafo al artista universal. «Me hizo mucha ilusión», dijo, para recordar que «lo cedí para una exposición».
La visita la dirigió José Carlos Suárez, profesor del Área de Cine de la URV, quien luce un bigote similar a aquel que Dalí hizo universalmente famoso. El encuentro empezó en la plaza de los Carros, donde el pintor fue recibido. «A las 7:15 de la tarde bajó de un yate y fue recibido por mucha gente y bandas de música, como la del Regimiento Badajoz, los gigantes y Magí de les Timbales,» explicó Suárez, a quien recordó que «eran otros tiempos» y los nombres de las calles de Tarragona tenían otros nombres. «El recorrido de Dalí empezó en la plaza General Sanjuro (plaza de los Carros) y pasó por la calle Hermanos Landa (Unión) y la Rambla del Generalísimo (Rambla Nueva), para llegar al Ayuntamiento», donde pintó un cuadro «que fue el cartel conmemorativo» de la actividad que lllevó a Tarragona al pintor: la celebración del bimilenario de la llegada del emperador August a Tarraco.
Suárez recordó que Dalí quería recorrer Tarragona subido en un elefante vivo. «Un circo de Francia le cedía uno, pero al llegar a la frontera, no lo dejaron pasar». La solución fue poner a disposición del pintor el elefante de cartón-piedra de la Cabalgata de Reyes. Llegado a la estatua dedicada a Roger de Llúria, Dalí pronunció el primer discurso, «una laudatio mirando hacia el mar, ya que Augusto llegó en Tarraco en barco».
Entre las muchas píldoras que soltó Suárez, el profesor recordó que la visita de Dalí generó una fuerte polémica entre partidarios y contrarios. El máximo responsable político de la ciudad, el alcalde, no apareció en ningún sitio, se ausentaron. «La visita la organizó el concejal de Turismo, Joan Tusset, quien estuvo muy acertado trayendo al pintor a Tarragona». Suárez explicó también que «Salvador Arimany hizo un pastel de homenaje con motivo de la visita, donde destacaban unos bigotes de chocolate y una barretina.» El profesor aprovechó para comentar que los pasteleros actuales tendrían que volver a hacerlo.
La visita del pintor figuerense finalizó en un acto que tuvo lugar en el Campo de Marte, que empezó con mucho retraso, a la 1:30 horas de la madrugada. Hubo castillos, música y fuegos artificiales, y finalizó con «una saludatio a Franco: su posicionamiento le permitió vivir bien en el franquismo y lo utilizó en beneficio propio», dijo Suárez, y remarcó que «Dalí fue uno adelantado a su tiempo, dominó las performances y supo vender el producto, como después hicieron artistas como Andy Warhol».