Historia
Artur Tomàs relata cómo vivió el ataque final del ejército franquista
Este tarraconense, de 99 años, escribió en un cuaderno como cayó la línea republicana en Serós
El 23 de diciembre de 1938 el ejército franquista inició el ataque final en Cataluña. El tarraconense Artur Tomàs Mercadé, quien el 18 de agosto del 2018 cumplirá cien años, vivió en primera persona y escribió en una pequeña libreta la ruptura de las líneas republicanas en Serós, en la ribera del Segre. Este hecho marcó el inicio del fin de la Guerra Civil. Un día antes, Tomàs ya alertó de aquello que podía pasar.
Tomàs llenó un diario personal durante el tiempo que participó en el conflicto. Con 18 años, empezó el primero de los tres cuadernos que utilizó, recordando que le hacían hacer instrucción para preparar a los jóvenes de su quinta para ir al frente a combatir a las tropas franquistas que se alzaron contra el gobierno republicano legal y democráticamente escogido.
Este tarraconense que siempre ha sido vinculado a la Parte Alta y, más concretamente, a la calle Cós del Bou, quiso explicar a Diari Més como vivió los últimos días del conflicto y la ruptura del frente republicano en primera persona, hecho del cual este sábado, se cumplen 79 años. En la retirada, Tomàs fue hecho preso en Castellolí y trasladado a un campo de concentración en Málaga. Después de ser trasladado a otras ciudades como Granada y Córdoba, finalizada la guerra, volvió a Tarragona.
Tomàs explicó que decidió empezar un dietario porque había gente que lo hacía y se encontró una libreta. Al fin, esta iniciativa le supuso «tener un resumen de aquello que viví en la guerra». Conserva las tres libretas como un auténtico tesoro.
Sus conocimientos hicieron que, en el frente, el ejército republicano lo encomendara hacer tareas de topógrafo y estudiara el terreno que era susceptible de convertirse en espacios de combate.
En la tercera y última libreta, el 22 de diciembre, Tomàs escribió que el puente de piedra que había en Serós –donde se inició la ruptura del frente republicano en Cataluña– «estaba vigilado por las tropas nacionales y al lado hacían una de madera». «Nunca supe para que», dijo. Tomàs relata en sus escritos que «aquel día hacía una niebla muy espesa, hecho que los nacionales aprovecharon para avanzar». «Yo tenía 19 años, pero me atreví a decirle a un general ruso que se estaba equivocando». Tomàs, escribió: «El general dijo que asnos son estos –en referencia al ejército franquista– que nos tiran bombillas para asustarnos. Yo le contesté que los asnos éramos nosotros y me te replicó diciendo te fusilaremos por fascista’. Y le volví a decir que aquellos señores iban con radio y nosotros por línea telefónica y, por lo tanto, estábamos incomunicados». Tomàs, quien conserva un punto de rebeldía, añadió que, en unos momentos vividos con intensidad, «el general ruso le dijo a un soldado que llamara a un punto de observación para ver qué pasaba». En el diálogo, «lo advertí que en aquellos momentos teníamos las líneas cortadas, mientras que el soldado que fue al observatorio no contestaba. Fue cuando el general se dio cuenta que nos quedaríamos buscados». Unos días después, Tomàs y el general coincidieron y estos «me dio las gracias porque le había salvado la vida con la retirada de Serós por parte del ejército republicano».
Este capítulo de su extensa vida sucedió poco más de un año después de que fuera llamado a presentarse «sin excusa de ningún tipo ante el campo del Gimnàstic, que estaba en el Camp de Mart. No me presenté. El 27 de septiembre de 1937 empecé la instrucción, fue mi primer día de soldado». Años después, los tres cuadernos que llenó con plumilla lo ayudan a recordar los hechos vividos, como el día que fue detenido: «Había cobrado el día antes y un oficial del ejército franquista se lo quedó todo». Desde Tarragona lo llevaron en tren a Bilbao y, después en Málaga. El retorno a Tarragona, ya libre, lo hizo desde Zaragoza al acabar el conflicto.